Cali, Colombia

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Nuestro blog recoge reflexiones que surgen a partir del trabajo con los niños y niñas que participan en el programa Obra Trascender. Cada reflexión es elaborada por nuestros Artistas/Docentes y narran las vivencias en un espacio de expresión.

Pensamos que escribir una experiencia evoca muchas emociones, cabe decir que tener la oportunidad de la escritura es un motivo para agradecer, porque se cuenta con la posibilidad de volcarse sobre esa vivencia y retomar lo acontecido desde las letras, con el simple y bello interés de entregárselo a otro… Casualmente tú, quien en este momento estás leyendo.

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-Ustedes son más…

 

 

 

 

Los niños y las niñas han emprendido un modismo con un dicho en específico

que aterroriza a algunos adultos por considerarse una falta de respeto y sinónimo de vergüenza.

Es difícil comprender el afán con el que llegan los niños;

al bajarse, de manera ligera, del medio de transporte, se dirigen hacia el interior de Trascender.

En su corto camino, se les olvida saludar a cuanta persona encuentran en el camino,

porque su único objetivo es llegar y encontrarse con el profesor de música,

para iniciar la confrontación verbal desde lo afectivo

que circunda en una enajenación de emociones encontradas.

Dado a que se relaciona con los afectos o los sentimientos,

podrían entenderse como sensaciones internas que no generan distinciones o rechazos hacia las personas, ya que, en estas circunstancias, los afectos son meras sensaciones que nos despiertan las experiencias;

el acercamiento entre los niños y el profesor, ciertamente son ejercicios de goce, alegría y risa,

que no podemos determinar cómo acciones cuestionables porque no lo son.

El profesor de música se regocija, alardea y presume ser el dueño de todo lo que existe en el mundo

sólo para despertar más asombro en los niños y en las niñas.

Ttodo esto es elemental para que se inicie la trifulca cuando éste les dice

que sus pertenencias van hacer apartadas de su poder,

así comienza la narración de una historia, a veces en cuento, leyenda o canción,

otras veces en chisme o patraña.

Tomamos nota de ello a fin de tratar de conocernos con un poco más de profundidad.

LO AFECTIVO ha sido motivo de análisis desde la antigüedad siendo la filosofía una de las primeras vertientes en dar cuenta de esta arista del alma humana que aborda las pasiones y los afectos, vitales en la libre expresión de la experiencia humana.

iendo la cultura infantil1

Cada año se observan situaciones muy similares, donde nuestros niños se comunican a través del gesto utilizando expresiones que escapan de lo verbal. En ocasiones preguntan algo y en el instante que se les va a dar la respuesta salen corriendo… quizá lo importante no es la respuesta que esperan obtener, sino, simplemente comunicar su interés. También se observa que cuando comunican sus quejas generalmente se distraen en el juego y no expresan ningún interés por encontrar una solución.

El contacto corporal….

El contacto corporal es muy importante para ellos, es una forma de comunicar sus pensamientos, en ocasiones prefieren estar en algún rincón haciendo contacto con uno de sus costados reclinando sus cuerpos entre sí, esto es parecido a lo que se observa en la naturaleza especialmente en los felinos cuando se arruman unos encima de otros para darse protección.

Podríamos decir que, para ellos es muy importante el contacto físico como una forma evidenciar su presencia. Inventan excusas o juegos para permitir tocarse: "El herido", es uno de sus preferidos, si alguien, jugando o realizando un ejercicio, se golpea, inmediatamente aparece la ambulancia para curar al enfermo y la ambulancia son todos recogiendo al compañero o compañera del suelo y trasladándolo a otro lugar donde simulan hacerle curaciones, reanimación o respiración boca a boca. Cuando es el caso de una niña, los niños son muy acomedidos.

 

Están en la edad de explorar el cuerpo del otro, con cuidado, sin sobrepasarse, como si tuvieran curiosidad por saber ¿qué sienten los cuerpos cuando se tocan?


Hablar o gritar…

 

La mayoría hablan en todo momento y algunos gritan cuando se emocionan, solo unos cuantos permanecen en silencio y aunque no dicen mucho con sus bocas, si lo hacen con sus gestos, miradas y sonrisas, los niños atienden y responden con agrado a las palabras suaves y tiernas de sus compañeros o de los adultos.

Mientras juegan las risas, los gritos, las exclamaciones y los reclamos inundan los espacios conectándonos a todos.

La magia aparece y entonces jugar con títeres, fichas, semillas, animales, cuentos, arcillas, teclas o guaduas se manifiestan no como meras actividades si no que se transforman en mundos que, en muchos casos, se han tornado imperceptibles para la mayoría de los adultos.

TIC…TAC…

Los niños no miran el reloj aunque, de vez en cuando, preguntan la hora y no es porque tengan afán, quizás es porque el reloj tiene que ver con otro encuentro inesperado.

Aunque los niños en su forma de comunicarse son muy autónomos y espontáneos, como todos los seres humanos, el inicio de algo nuevo, están llenos de expectativas, temores e inseguridades.

Algunos se muestran distantes, muy serios y observadores; poco a poco deambulan por el espacio, exploran los materiales, es como si de alguna manera estuvieran en la búsqueda constante de un lugar seguro para posicionarse, un lugar donde encuentran satisfacción sin ser sometidos, un lugar donde se sienten protegidos, donde no permiten otra consigna diferente al juego, las rondas, los bailes y todo lo que esté dirigido hacia la diversión.

 

Algo parecido hemos observado cuando los niños realizan juegos de roles, más allá de representar a su papá, mamá, hijo o primo y sus funciones dentro del hogar, en sus diálogos y acciones evocan su presencia. Se manifiestan los vínculos afectivos seguros que han tejido, convirtiendo a esa persona especial en un lugar seguro para vivir.

¿DÓNDE TERMINA LA LÓGICA Y EMPIEZA LA MAGIA?

(…) nos fascina que un hechicero del norte argentino haga saltar el fuego del fogón, para hacerlo correr por la habitación. También nos fascina que en Srinagar, en la India, algún gurú o maestro realice la prueba de la cuerda, consistente en hacerla erguir en el espacio y en obligar a ascender por ella a un niño, quien probablemente nunca más volverá a descender. Y también nos fascinan los malabaristas en el teatro, porque hacen aparecer o desaparecer cosas, o seccionan a un ser humano en dos partes, y luego las vuelven a pegar sin más. ¿Y qué nos fascina en todo esto? Pues que la realidad se modifica. ¿Y en qué quedó el carácter inflexible, duro, lógico y científico de la realidad?”2

En el quehacer con los niños habita una idea que surge de cada uno de nosotros y que se ajusta a nuestras lógicas, que luego, quizás con algo de suerte, los niños la pulen. La idea amarra y ata, es villana, pero se disfraza.

Las propuestas y las provocaciones tan sólo son un ejercicio de cómo esa idea se disfraza; ya que proponemos unas cosas y otras no; incluso proponemos lo que nos gusta y huimos de lo que puede llegar a quebrarnos.

Pareciera que las ideas de los adultos se anclan en la formalidad que no siempre tiene en cuenta las voces y decisiones de los niños, y que, al no escapar a nuestras ideas, éstas se transforman o disfrazan con el quehacer con los niños. Entonces,

¿Qué voz escuchamos de los niños?

¿Acaso escuchamos el eco de nuestras ideas en el resonar de las acciones de los niños?

La voz y los contenidos ilógicos atrae las miradas de los niños, quizás a los niños les atrae la magia, más que la realidad, pues la realidad suele ser pesada, es aquí donde se permiten que lo ilógico los bañe de emoción; son momentos donde es imposible verbalizar sus sentimientos como si una presión coercitiva los limitara y les impidiera que sus mundos imaginarios florezcan. 

 

En el fondo no dejamos de ser Vygostkianos3, donde nuestro papel es ser mediador. Un mediador que interviene, pero eso no quiere decir que sea imparcial. El mediador dirige. ¿Es importante esto? ¿Cuestionar el ser mediador? ¿Quién puede no serlo?... Mediar es una de las mejores alternativas del ego, y el ego es el mejor amigo del yo. ¿Quién podría desaparecer su yo? Incluso ¿quién arriesgaría su identidad… o las voces de la cultura que llevamos dentro?

Cargamos una cultura y con la misma mediamos las actividades e interpretamos las experiencias; intentamos dirigir un proyecto que realmente, nace de nosotros, un proyecto donde los niños confrontan nuestras ideas pero que finalmente, al dejarnos llevar, nos mostrarán múltiples experiencias y es en este intercambio donde nos dejamos invadir de imaginarios sensibles en los que viven nuestros niños. A esto le damos el nombre de ESCUCHA A LA INFANCIA.

1 Análisis Mapa de Navegación 2016

2 Rodolfo Kusch: Sin magia para vivir

3 Lev Semiónovich Vigotsky, Vigotski o Vygotsky; Orsha, 1896 - Moscú, 1934) Psicólogo soviético. Fue jefe de la orientación sociocultural de la psicología soviética, junto a A.R. Luria y A.N. Leontiev.

DIÁLOGOS EN SILENCIO1

La acción comunicativa de la infancia no puede estar supeditada a un acto argumentativo que garantice entendimientos lógicos y coherentes para los adultos, ya que casualmente los niños establecen en sus relaciones otras lógicas y coherencias que están demarcadas desde lo afectivo y lo emocional, más que desde la razón.2

En estas relaciones los actos implican al otro, formándose así tres formas de ver el mundo: yo-para-mí, yo-para-otro, otro-para-mí. El espacio físico permite estas relaciones, donde el quehacer y las emociones están conectadas con la presencia del otro. Podríamos decir también que, las acciones van encaminadas hacia otro, o para-otro; ya que lo que el otro ve en , es importante. Tanto que lleva a las relaciones a mirarse desde unas costumbres -originadas de la cultura-. La mirada del otro, generará emociones en mí; llevando a poner en el espacio las costumbres y el sentir implícitos en el con-vivir3.

Lo que prevalece es la acción de escuchar de manera emocional, es decir el diálogo no se identifica con la puesta en común o el llegar a acuerdos, sino en la emocionalidad de escuchar a otro, una emoción que me hace reaccionar, que me implica estar a su lado aún en el desacuerdo.

Los niños miran y gritan a través sus rostros, emociones que intentamos descifrar transformado los gestos en palabras, que ilógico es tratar de convertir el lenguaje del alma en textos; sin embargo, creer que las emociones se pueden atrapar en mediciones o letras es un acto que refuerza el poder dominante de las palabras y otorga más capacidad de control al sistema globalizador del conocimiento, impuesto a la humanidad.

El asombro hace presencia cuando se logra dimensionar, en alguna medida, lo que el otro está sintiendo y es entonces que Emoción y Asombro se corporalizan, es decir, el cuerpo se convierte en un espacio de escucha.

 

Cuando una burbuja nos roza la piel

En segundos aparecen 100 burbujas suspendidas en el tiempo y tras de ellas los niños se amontonan. Es una danza en la cual todos luchan por tocar la fragilidad de una esfera…Rostros que comunican asombro.

Algunos niños usan sus manos para atraparlas, otros abren su boca para comerlas, unos pocos tan solo miran el recorrido que hace cada una.

 

Cuando la neblina nos roza la piel

La neblina corre lentamente hasta llegar a los niños, ellos se dejan tocar, no pretenden romper la magia de sentir, quizás respiran más lento para recibir el abrazo que poco a poco los envuelve, sus gestos se ven borrosos en medio de la niebla, sin embargo, se percibe la energía que surge del asombro.

 

Cuando la luz nos roza la piel

Sin la luz no podemos saber quiénes somos, basta con apagar todos los focos de luz artificial para que los niños se fundan en medio de sombras; frente a la ausencia de luz y la aparición, ellos expresan con múltiples formas su asombro: gestos, palabras, gritos, movimientos, abrazos, silencios.

Los niños desarticulan la realidad impuesta y descubren otras realidades y significados a la existencia…

¿Seguiríamos siendo iguales en ausencia de la luz?

KUAYE4

Las palabras nunca podrán atrapar a la infancia, porque la infancia se devela en el asombro donde la emoción es el generador de movimiento, donde los niños dan valor a la presencia del otro y de lo otro. En este ir y venir la emoción se convierte en una atmósfera que transita poniendo en evidencia el kuaye que poseemos en nuestro interior, un kuaye que nos da vida y que se expresa en la acción.

El kuaye, es la expresión corporal que surge de los niños y niñas, debido a las emociones, que se denotan cuando se sienten satisfecho con lo que realizan, no hay un concebir más satisfactorio que el deber cumplido; y ser apreciado y reconocido por el esfuerzo propio, por tal razón. El kuaye se convierte en Ser, en Felicidad.

El Kuaye tiene como compañera a la euforia, que hace presencia cuando los niños sienten en su cuerpo la música para crear sonidos y ritmos que aparentemente, sin una lógica, mantienen una armonía aunque esto no indica que no tengan sentido… el sentido nace en el desborde de emociones que transitan los cuerpos.

CONEXIONES SILENCIOSAS

Los niños en todo momento están hablando, comparten anécdotas personales, situaciones familiares; hay gritos de emoción y una gran cantidad de exclamaciones pero… ¿en qué momento establecen los acuerdos y marcan la ruta para lograr el objetivo colectivo?

Se podría decir que los niños se conectan por afinidad de intereses o por afinidad de intenciones donde no es necesaria la palabra sino estar con el otro; o podría decirse que se conectan en la medida en que se identifican con el otro.

Cuando se observa detenidamente pareciera que los niños viven varios momentos antes de plasmar en acciones sus intenciones:

  • Primer momento: hay un rebullicio, los niños se amontonan y todos dicen: ¡yo primero!, aquí es donde empieza el esfuerzo por tatar de entender lo que está sucediendo.

  • Segundo momento: que solo dura centellas de segundos, es como si el tiempo se detuviera, los niños explorar, tocan, sienten, hacen sentir a los otros los objetos y los materiales, son señas, con gestos y en estos gestos también está presente el ¡yo primero!.

  • Tercer momento: hay mucho movimiento, pero son acciones que responden a pensamientos inteligentes, se agrupan, no sé si por afinidad de intereses o por selección de compañía, pero se agrupan y cada uno empieza un trabajo de construcción.

  • Cuarto momento: aquí aparece un vacío que no se logra entender desde la lógica del adulto: los niños dan un salto. Del momento de construcción individual, mágicamente la construcción se transforma en colectiva perfectamente organizada: hay funciones y tareas asignadas, hay un lugar físico establecido para realizar la tarea y hasta ya han acordado un tiempo de ejecución, de chequeo y de ajustes.

Podríamos decir que, las conexiones silenciosas hacen presencia cuando los niños se organizan para establecer acuerdos o para cumplir sus reglas, una vez que han identificado un objetivo colectivo.

1 Análisis Mapa de Navegación 2018

2FUNDACION TRASCENDER. Investigación Psicológica y Psicosocial Modelo Trascender- Arte y Valores en una experiencia provocadora, Pg. 31.

3 El guion de con-vivencia está acentuando las diferencias, busca mostrar que hay un campo oculto de sentimientos en las relaciones entre “diferentes” que se afectan, que están atados a una historicidad en el tiempo y el espacio. Un campo de combate en el cual se generan fuerzas y se ejerce poder. Investigación Psicológica y Psicosocial Modelo Trascender- Arte y Valores en una experiencia provocadora, Pg. 35.

4 Significa Ser en idioma Suajili. Lengua africana hablada sobre todo en Tanzania y Kenia, y en zonas limítrofes de Uganda, Mozambique, Congo, Ruanda, Burundi, Somalia y Zambia. También tiene influencia árabe.

EL NIÑO ABSURDO1

 

¿Cuántas imágenes de niño tenemos a disposición? Contando incluso aquellas donde la pedagogía fundamenta desde alguna corriente, como podría ser Montessori o Piaget, entre muchos. Así vemos en Montessori a un niño absorbente como esponja que requiere de objetos destinados a su universo infantil, mientras en Piaget, observamos a un niño que ha de pasar por etapas para llegar a nuevas estructuras del pensamiento.

Y si continuáramos agregando más imágenes, tendríamos que contar incluso las hojas de los árboles donde sus ramas hacen parte de la pedagogía. Nuestra intención en este recorrido no es contar las ramas de donde se desprenden los fundamentos de las pedagogías, sólo intentaremos mirar si en nuestra experiencia se refleja alguna imagen de infancia, de la cual podemos hablar.

¿Qué es lo absurdo?... Lo que no es lógico. Lo que es inverosímil y aquello que no parece tener sentido.

¿Quién es el niño absurdo?

Es aquel que escapa a nuestras interpretaciones.

Consideramos absurdo acostarse en la estación de trasporte masivo y mirar cómo se bajan las personas, a la vez cómo se suben, es absurdo ante la idea del adulto que se desplaza y usa este medio de transporte para llegar a su trabajo. Pero en el universo infantil, mirar desde el piso es tan bien una forma de mirar, donde lo que se mira importa desde qué ángulo se realice.

En la Fundación Trascender, prestamos atención a eso que definimos como absurdo, eso que envuelve a los niños mientras juegan, se desplazan y hablan. Lo absurdo se convierte en un lenguaje infantil que desafía las palabras del diccionario de un adulto.

 

Los niños y las niñas se han transportado a un mundo donde reina lo ilógico. Aparecen nombres como la Estrella Cocodraile, la Constelación Elacoses, el Super Hueco Ostral. Inventar palabras sin sentido les causa risa, no solamente por el sonido que les sale de la boca sino también sienten la sensación de la lengua enredada”2

 

En otros espacios aparecen otras lógicas desde el hacer, donde ellos establecen su propia congregación en pro de una sola mirada, juego común; para integrarse, involucrarse, disputarse el trofeo imaginario que logran establecer. (…) Una y otra vez buscan las formas de cómo crear música de una manera libre, de expresarse sin miedo a ser excluido, porque su sentir es lo que verdaderamente importa”.3

Nuestro niño absurdo, hace parte también de una imagen de infancia. Nuestras palabras intentan atraparle, y todo lo que hablemos de él serán sólo interpretaciones, limitaciones de sus formas de Ser y Hacer.

¿Cómo mirar a los niños sin atarlos a conceptos que los limiten?

En cada época existía el mejor postor: en la edad media la iglesia -Fe y Razón-, en la ilustración, reinaba la Razón, en la industria, la Producción; cada uno de estos imponía sus conceptos, amparados por el gobierno y las instituciones avaladas del momento.

Los niños, hacen parte de una cultura –cultura de niños-, una cultura que necesita ser escuchada, como lo plantea el enfoque de Reggio Emilia4, donde los niños son voces silenciadas a las cuales hay brindarles espacio y reconocimiento.

Nuestros niños absurdos, no sólo son voz. Su vida misma y su felicidad no necesitan de megáfonos, pues la voz escuchada es una voz para el adulto. El niño absurdo hace parte de un mundo infantil, donde algunas veces nos permiten que ingresemos a sus juegos, no para comprenderlos, pues el jugar de ese mundo infantil también escapa a nuestras interpretaciones.

KUROSAWA5

En la película “Dreams” de Akira Kurosawa, podemos observar en una escena cómo un pintor ingresa a varios cuadros de Vincent Van Gogh, personaje que se sumerge en los colores y trazos de cada cuadro. Este cuadro se encuentra sostenido en una pared, fijo y sin ningún tipo de movimiento. Pero Kurosawa nos muestra otra forma de sentir los cuadros en un museo; abriendo el cuadro permitiendo sumergirnos en el mismo, donde podemos sentir las líneas sobre nuestra piel.

Muchos maestros observan a sus niños sostenidos en sus pupitres, en silencio y prestando atención a que cada uno de ellos esté haciendo un deber. Niños como cuadros de museo, fijos y sin ningún tipo de movimiento.

Y aún en esta quietud, en lo blanco de las paredes de un museo, los niños esconden sus trazos, sus colores, su vida misma. Podemos sumergirnos en estos cuadros de vida a modo Kirosawa, sintiendo así infinitos trazos y colores de ese universo infantil, donde cada cuadro no sólo sería un Van Gogh, tendríamos además a un Mondrian, a un Picasso, a un Basquiat, y un sin fin de pinturas y pintores.

 

En los recorridos de ida, todo cambia de color, el gris de los edificios se transforma en el verde de las plantas.

Llegamos a las instituciones para tropezarnos con lo inesperado.

Para darnos cuenta de que ese día de reencuentro con los niños y las niñas es diferente.

Escuchamos relatos reales o fantásticos que nos conectan con los niños y sus historias.

Pareciera que mientras amasan la tierra transforman sus vidas.

Recorremos rutas que de las manos de los niños nos llevan a explorar lo desconocido.

Es una oportunidad para asombrarnos con lo grande y también con lo pequeño, con aquello que escapa a nuestros sentidos, quizás por el afán de nuestros días.

Junto a los niños disfrutamos a nuestros ritmos y con sus sonidos gozamos

Encontramos naturaleza aquí, allá y más acá.

Viajamos por senderos llenos de bichos raros, muy raros.

Donde también nos encontramos con pájaros de colores, que, aunque no los veamos, escuchamos su canto.

Mientras pienso y juego…juego y pienso.

Y así después de ir y volver o quedarnos aquí, logramos reconocer que lo que más nos gusta es que:

Nos reímos

Compartimos con nuestros compañeros,

Descubrimos otros mundos

Y encontramos senderos que nos conectan con nuestras familias”.6

El niño absurdo yace sentado en un pupitre.

Guarda silencio, intenta quedarse quieto.

Su mirada es una pintura que anhela ser descubierta.

 

¿CÓMO SOSTENER EL MANGO DE UNA CUCHARA?

Para llevar a cabo esta operación se requiere un esfuerzo tanto físico como mental. Pensemos en las personas con parálisis en algún lado del cuerpo, si nos detenemos a mirar cómo mueven los dedos de una de sus manos –afectada por la parálisis-, observaremos lo difícil que es. Una acción tan simple puede significar para algunas personas una carrera olímpica – o que hablen aquellas personas que sufrieron de Chikungunya, cuando intentaban coger un vaso-.

Imaginemos ahora a los niños menores de 2 años cogiendo una cuchara y llevándola a su boca. La forma en que sostiene la cuchara y la coordinación de llevarla a su boca será para el niño un problema a resolver. Aun así, el niño se encuentra en su espacio y su forma de hacer, es conforme a lo que necesita en el momento. Pero como adultos obligamos a los niños a dar grandes saltos, mientras en su estado actual tan sólo gatea; pues si el niño no da los saltos, entonces no satisface el conjunto de nuestras expectativas de adulto.

Solamente en la medida en que aceptemos la legitimidad de la biología del otro, vamos a poder darnos cuenta del espacio posible en el cual le estamos pidiendo al otro que sea distinto de lo que es, y vamos a darnos cuenta del espacio posible de encuentro con el otro en su legitimidad y no en su negación. (…) El niño es un ser completamente distinto al adulto. Tiene un dominio de existencia diferente, tiene dominios de sensibilidad distintos, tiene un espacio de acciones posibles completamente diferente”.7

Maturana en la cita anterior nos muestra que cada ser humano tiene un espacio y unas formas únicas de ser en estos espacios, y por ende, nadie puede cuestionar o llamar limitado a otro ser humano.

Los niños se mueven en su mundo, con la misma soltura que lo hace un adulto. Desde la biología, para Maturana, los seres humanos somos únicos, legítimamente únicos.

Nuestro niño absurdo es un niño que es legítimo, en sus formas de Ser y Hacer en sus espacios.

Los niños se liberan, entran en su mundo donde la libertad y la dimensión son principios para establecerse en su infinito; lo evidencian a través de los juegos que generan, entran a otra dimensión para sacar a flote ese sentir hasta agotar las posibilidades existentes, generando cada vez, lógicas o ilógicas diferentes; deliberan cómo transformarse, cómo construir su propio mundo y cómo lo evidencian los otros. Una sencilla acción de construcción colectiva invoca el lugar de refugio.

(…) A veces, lo que comprendemos es simplemente lo que sabemos interpretar. Pero lo desconocido, lo que no tiene sentido, se queda marginado en lo profundo del universo; ese lugar que todos sabemos que existe pero que no está presente en nuestra existencia”.8

¿JUGAR O TRABAJAR?

Correr es un verbo que está siendo limitado en la infancia. Los niños antes tenían triciclos, ahora en apartamentos tan pequeños no caben ni sus bicicletas, con las cuales sentían en las tardes, la brisa del viento. ¿Acaso el espacio ya lo ha vendido el capitalismo?

Lo racional de algunas lógicas divide muchas cosas por metros cuadrados, pero desconociendo la importancia de poder apreciar algunas veces el horizonte, sin tantos edificios.

¿Qué espacio queda entonces para los niños? ¿Qué espacio queda para jugar?

¿Y si el empresario comprendiera que el juego en el niño es tan vital como lo es el trabajo para los adultos?

Los niños construyen torres, mientras los adultos arquitectos crean edificios; algunos niños juegan con diferentes trajes transformándose en doctores o superhéroes, mientras los adultos usamos un uniforme para reconocer lo que creemos que somos.

En el año 1937, en Moscú, el pedagogo Makárenko en sus conferencias daba importancia al juego, insistía:

En la más tierna edad la actividad fundamental del niño consiste en jugar, sus posibilidades de trabajo son insignificantes y no rebasan los límites del más simple autoservicio; aprende a comer solo, a taparse con la frazada, a ponerse los pantalones. Pero incluso eso lo hace jugando”.9

Téngase en cuenta que cuando Makárenko habla de JUEGO, a la vez habla de TRABAJO:

La importancia del juego en la vida del niño es análoga a la que tiene la actividad, el trabajo o empleo para el adulto. La actuación del hombre en sus distintas actividades refleja mucho la manera en que se ha comportado en los juegos durante la infancia”10.

Makárenko propone diferentes formas de asociar el juego y el trabajo, estos juegos de la infancia serán una influencia en la adultez, cuando el hombre se enfrente con su trabajo, en palabras de Makárenko:

En todo buen juego existen esfuerzos físicos y mentales. Si se obsequia a un niño un ratón mecánico y se limita a observarlo pasivamente todo el día divirtiéndose porque el padre le da cuerda para hacerlo funcionar, no habrá allí nada constructivo. El niño permanece inactivo, pues su participación se reduce a mirar. Si todos sus juegos son de esa índole se convertirá en un hombre pasivo, habituado a mirar el trabajo ajeno, carente de iniciativa, falto de la costumbre de crear, de vencer dificultades. El juego desprovisto de esfuerzo y de actividad creadora produce efectos negativos. Como se ve, en este sentido se parece mucho al trabajo”11.

Jugar implica vivirse en el juego, sumergirse en diferentes mundos, que para el niño son reales.

 

Jugar como un modo de vida, sugiere ver la vida con otros lentes. Donde la acción de jugar implica un espacio, el cual merece atención por parte de los adultos.

Un espacio donde los niños se mueven comparte, pulen sus habilidades sociales, descubren sus formas de Hacer y Ser. Un espacio del cual los adultos también podemos aprender, de la alegría, de la sensación de sentirnos libres.

Los niños cuando juegan, aunque lo hagan con sus reglas, gozan de libertad. Nosotros, los adultos, perdemos esta habilidad, innata de los niños, cuando nos sumergimos en un mundo capitalista y globalizado que exige producción, con límites, estrés y competencia laboral.

Nuestro niño absurdo, es un niño que le importa jugar,

y se lo toma tan enserio como el adulto lo hace con su trabajo.

Pareciera ser que, los niños ponen en práctica sus lógicas que fluyen a plenitud cuando traspasan el vacío y el espacio no regula sus pasos.

Se observa que los niños toman con mucha propiedad sus decisiones, asumiendo sus consecuencias de manera eficaz y veraz.

Pudimos identificar que, algunos niños, toman la posición de últimos para ingresar como si quisieran poseer todo el espacio para ellos; en otras ocasiones, se inventan cualquier excusa para introducirse en el túnel o en el laberinto, cuando son descubiertos, salen corriendo a su grupo de trabajo.

Todo puede evocarse en una frase: Pasión por trasegar por todo lo que implica túnel y laberinto”12.

  1. FUNDACIÓN TRASCENDER. TÚNELES Y LABERINTOS PROBLEMÁTICA, abril 2017.

1 Análisis Mapa de Navegación 2017

2 OBRA LITERARIA, febrero-Julio de 2017

3 OBRA MUSICAL, febrero-Julio de 2017

4 Alternativa pedagógica innovadora, nace en Italia después de la II Guerra Mundial, reconoce al niño como un ser lleno de potencialidades y capacidades, capaz de construir su propio conocimiento a través de la exploración y la interacción con su entorno

5 KUROSAWA AKIRA (1910- 1998) fue uno de los más célebres directores de cine de Japón

6 OBRA HISTÓRICO CULTURAL, Febrero – Julio 2017.

7 MATURANA, Humberto. El sentido de lo humano. Ediciones DOLMEN. Chile. Octava edición 1996. Pág. 285.

8 Túneles y Laberintos Problemática, abril 2017.

9 MAKARENKO, Anton: La educación infantil. Editorial NUESTRA CULTURA. Madrid. Quinta edición junio 1980. Pág. 63

10 Ibid. Pág. 63

11 Ibid. Pág. 65

12 Túneles y Laberintos Problemática, abril 2017.

Descubriendo la cultura infantil1

 

Nos obliga a encontrarnos en un mundo que hemos perdido.

Caminar con angustia, frente a esa naturaleza mágica de los niños.

Cada acción, cada idea de estos genios y artistas, nos golpean desde adentro; “un mundo inocente”… pensamos.

Un universo donde las formas de hacer y ver es diferente al mundo frío y real de los adultos que permanece segado implacablemente por la lógica.

Como arqueólogos queremos indagar esta cultura infantil que nos llena de curiosidad; como etnógrafos tanteamos sus cosmovisiones y las formas de aprender -y aprehender- de la vida.

Cada año se observan situaciones muy similares, donde nuestros niños se comunican a través del gesto utilizando expresiones que escapan de lo verbal. En ocasiones preguntan algo y en el instante que se les va a dar la respuesta salen corriendo… quizá lo importante no es la respuesta que esperan obtener, sino, simplemente comunicar su interés. También se observa que cuando comunican sus quejas generalmente se distraen en el juego y no expresan ningún interés por encontrar una solución.

El contacto corporal….

El contacto corporal es muy importante para ellos, es una forma de comunicar sus pensamientos, en ocasiones prefieren estar en algún rincón haciendo contacto con uno de sus costados reclinando sus cuerpos entre sí, esto es parecido a lo que se observa en la naturaleza especialmente en los felinos cuando se arruman unos encima de otros para darse protección.

Podríamos decir que, para ellos es muy importante el contacto físico como una forma evidenciar su presencia. Inventan excusas o juegos para permitir tocarse: "El herido", es uno de sus preferidos, si alguien, jugando o realizando un ejercicio, se golpea, inmediatamente aparece la ambulancia para curar al enfermo y la ambulancia son todos recogiendo al compañero o compañera del suelo y trasladándolo a otro lugar donde simulan hacerle curaciones, reanimación o respiración boca a boca. Cuando es el caso de una niña, los niños son muy acomedidos.

 

Están en la edad de explorar el cuerpo del otro, con cuidado, sin sobrepasarse, como si tuvieran curiosidad por saber ¿qué sienten los cuerpos cuando se tocan?


Hablar o gritar…

 

La mayoría hablan en todo momento y algunos gritan cuando se emocionan, solo unos cuantos permanecen en silencio y aunque no dicen mucho con sus bocas, si lo hacen con sus gestos, miradas y sonrisas, los niños atienden y responden con agrado a las palabras suaves y tiernas de sus compañeros o de los adultos.

Mientras juegan las risas, los gritos, las exclamaciones y los reclamos inundan los espacios conectándonos a todos.

La magia aparece y entonces jugar con títeres, fichas, semillas, animales, cuentos, arcillas, teclas o guaduas se manifiestan no como meras actividades si no que se transforman en mundos que, en muchos casos, se han tornado imperceptibles para la mayoría de los adultos.

TIC…TAC…

Los niños no miran el reloj aunque, de vez en cuando, preguntan la hora y no es porque tengan afán, quizás es porque el reloj tiene que ver con otro encuentro inesperado.

Aunque los niños en su forma de comunicarse son muy autónomos y espontáneos, como todos los seres humanos, el inicio de algo nuevo, están llenos de expectativas, temores e inseguridades.

Algunos se muestran distantes, muy serios y observadores; poco a poco deambulan por el espacio, exploran los materiales, es como si de alguna manera estuvieran en la búsqueda constante de un lugar seguro para posicionarse, un lugar donde encuentran satisfacción sin ser sometidos, un lugar donde se sienten protegidos, donde no permiten otra consigna diferente al juego, las rondas, los bailes y todo lo que esté dirigido hacia la diversión.

 

Algo parecido hemos observado cuando los niños realizan juegos de roles, más allá de representar a su papá, mamá, hijo o primo y sus funciones dentro del hogar, en sus diálogos y acciones evocan su presencia. Se manifiestan los vínculos afectivos seguros que han tejido, convirtiendo a esa persona especial en un lugar seguro para vivir.

¿DÓNDE TERMINA LA LÓGICA Y EMPIEZA LA MAGIA?

(…) nos fascina que un hechicero del norte argentino haga saltar el fuego del fogón, para hacerlo correr por la habitación. También nos fascina que en Srinagar, en la India, algún gurú o maestro realice la prueba de la cuerda, consistente en hacerla erguir en el espacio y en obligar a ascender por ella a un niño, quien probablemente nunca más volverá a descender. Y también nos fascinan los malabaristas en el teatro, porque hacen aparecer o desaparecer cosas, o seccionan a un ser humano en dos partes, y luego las vuelven a pegar sin más. ¿Y qué nos fascina en todo esto? Pues que la realidad se modifica. ¿Y en qué quedó el carácter inflexible, duro, lógico y científico de la realidad?”2

En el quehacer con los niños habita una idea que surge de cada uno de nosotros y que se ajusta a nuestras lógicas, que luego, quizás con algo de suerte, los niños la pulen. La idea amarra y ata, es villana, pero se disfraza.

Las propuestas y las provocaciones tan sólo son un ejercicio de cómo esa idea se disfraza; ya que proponemos unas cosas y otras no; incluso proponemos lo que nos gusta y huimos de lo que puede llegar a quebrarnos.

Pareciera que las ideas de los adultos se anclan en la formalidad que no siempre tiene en cuenta las voces y decisiones de los niños, y que, al no escapar a nuestras ideas, éstas se transforman o disfrazan con el quehacer con los niños. Entonces,

¿Qué voz escuchamos de los niños?

¿Acaso escuchamos el eco de nuestras ideas en el resonar de las acciones de los niños?

La voz y los contenidos ilógicos atrae las miradas de los niños, quizás a los niños les atrae la magia, más que la realidad, pues la realidad suele ser pesada, es aquí donde se permiten que lo ilógico los bañe de emoción; son momentos donde es imposible verbalizar sus sentimientos como si una presión coercitiva los limitara y les impidiera que sus mundos imaginarios florezcan. 

 

En el fondo no dejamos de ser Vygostkianos3, donde nuestro papel es ser mediador. Un mediador que interviene, pero eso no quiere decir que sea imparcial. El mediador dirige. ¿Es importante esto? ¿Cuestionar el ser mediador? ¿Quién puede no serlo?... Mediar es una de las mejores alternativas del ego, y el ego es el mejor amigo del yo. ¿Quién podría desaparecer su yo? Incluso ¿quién arriesgaría su identidad… o las voces de la cultura que llevamos dentro?

Cargamos una cultura y con la misma mediamos las actividades e interpretamos las experiencias; intentamos dirigir un proyecto que realmente, nace de nosotros, un proyecto donde los niños confrontan nuestras ideas pero que finalmente, al dejarnos llevar, nos mostrarán múltiples experiencias y es en este intercambio donde nos dejamos invadir de imaginarios sensibles en los que viven nuestros niños. A esto le damos el nombre de ESCUCHA A LA INFANCIA.

1 Análisis Mapa de Navegación 2016

2 Rodolfo Kusch: Sin magia para vivir

3 Lev Semiónovich Vigotsky, Vigotski o Vygotsky; Orsha, 1896 - Moscú, 1934) Psicólogo soviético. Fue jefe de la orientación sociocultural de la psicología soviética, junto a A.R. Luria y A.N. Leontiev.

FORMAS OTRAS que los NIÑOS TIENEN EN SU HACER y que nos DESCONFIGURAN como AdUltOs1

 

Nos hemos percatado que la multiplicidad de formas otras que tienen los niños en su hacer, pensar y sentir, muchas veces no las alcanzamos a descifrar, interpretar o entender; sin embargo, nos confrontan y nos dejan ante un abismo de posibilidades que nos lleva a sentir un vértigo infinito, como quien se para al borde de un abismo y que en su afán de salvar su integridad despliega sus maniobras de supervivencia…

Es en este momento que saltan las estratagemas que, durante la historia misma de la Educación, hemos arraigado, con muchos matices y desde muchos ángulos, en busca del codiciado OrdEn, que no busca otra cosa que una estandarización del acto mismo de compartir con los NiÑoS.

Nos esforzamos por sostener un diálogo que saque a flote nuestra capacidad argumentativa, sin darnos cuenta que puede ser un mecanismo para silenciar esas otras formas que los niños llevan a flor de piel para relacionarse, conocer y vivir.

Muchas veces nos colocamos en la postura de una supuesta libertad de exploración y que en la presión de dar cuenta de la efectividad con que trasmitimos los conocimientos, terminamos por imponer nuestro punto de vista, cercenando la libertad de expresión de la infancia.

Poco a poco nos hemos abierto a la escucha, esa escucha sensible que transita entre los sentidos que gana la vida en cada acción compartida; acciones que no necesitan ser explicadas, solamente necesitamos convivir con los niños para sentirlas.

Esto nos ha llevado a acompañar los procesos y situaciones que viven los niños, acompañarlos, es caminar su lado, aunque resulte angustiante sentir el vacío que provoca el desconocimiento.

Quizás, por eso, cuando, de forma contradictoria, estas dos acciones se juntan para mostrarnos un lugar con la infancia “dejar-los ir estando ahí2, lo que se pone en juego es una situación en la que nosotros, desde nuestra condición de ser adultos, estamos implícitos y nos encontramos en un ESTAR con ese otro - los niños - que son diferentes y que desajustan nuestra linealidad cotidiana.

Caminar junto a la infancia: es sentir que los pasos resuenan al lado como espectros que incluso en los momentos menos esperados se sienten, porque su ausencia no es una carencia sino una marca (…)

 

Cuando nos damos la oportunidad de ESTAR con los niños, poco a poco, nos vamos permeando de esas formas otras que expresan para conocer y relacionarse, podría decirse que es un hablar-haciendo, tocar-mirando, pedir-agrupando, percibir-mezclando, recordar-cambiando, leer-viviendo o saber-sintiendo; son acciones que no responden a lógicas pre-determinadas, lo que Vico3 definía como un hacer-comprendiendo, donde se incorpora lo afectivo, no sólo como una emoción sino como un pensar-sintiendo.

Los lazos afectivos que se van consolidando en el camino, permite que nos apropiemos de las percepciones capturadas por el deseo de hacer, valorando los diferentes puntos de vista; es como un motor que se fortalece en el movimiento de la búsqueda permanente, en una atmósfera de mimo, de regocijo y de complicidad donde el auténtico yo puede emerger sin restricciones ni ataduras.

Es necesario reconocer a la práctica una lógica, que no es lógica,

para evitar pedirle más lógica de la que puede dar y condenarse así,

bien a extraerles incoherencias, bien a o imponerle una coherencia forzada”

Pierre Bourdieu4.

1 Experiencia significativa desde la Obra de Ajedrez 2019

2 VILANOVA Alejandra, asesora de investigación pedagógica, Texto “Dejar-los ir estando ahí”, 2009

3 VICO Giovanni Battista, abogado y filósofo italiano, reconocido por su concepto de verdad como resultado del hacer (verum ipsum factum).

4 BOURDIEU Pierre Félix, sociólogo francés, fue uno de los más destacados representantes de la sociología contemporánea. Logró reflexionar sobre la sociedad, introdujo o rescató baterías de conceptos e investigó en forma sistemática lo que suele parecer trivial como parte de nuestra cotidianidad. Algunos conceptos claves de su teoría son los de "habitus", "campo", "capital cultural" o "instituciones".

Nos agota el consumismo. El día a día del mundo moderno exige mucho de nosotros, cada día nos agota y agobia más el poder vivir con todo lo considerado “necesario” para este fin … vivir.

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Las nuevas tendencias en ropa, zapatos, accesorios, juegos, juguetes, libros, tecnología, utensilios del hogar, se convierten en una lista interminable que se modifican cada trimestre. No hemos empezado a disfrutar de la compra cuando nos seducen con una mejor versión de esta, que ya es casi pasada de moda.

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Me compré un pantalón muy bonito, costoso, me lo puse una vez y cuando me lo iba a poner de nuevo, engordé un poco, mientras bajaba de peso y cumplía mi objetivo de talla para dicho pantalón, resultó que ya no estaba de moda y sería terrible ponérmelo porque es una moda vieja.

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Sumamos preocupaciones a nuestra lista de pendientes: con tener que cambiar y renovar cada vez que la moda así lo dicte y esto nos lleva tener que valorar a todo y a todos por medidas monetarias. Monetizamos cada momento de nuestras vidas y cada acción que realizamos, porque hasta los minutos nos cuestan. 

Aplazamos momentos que podrían ser maravillosos con nuestros seres más queridos o con nosotros mismos, no observamos con detenimiento la riqueza que nos regala la naturaleza en cada amanecer, no escuchamos el silencio de los afectos y no nos tomamos el tiempo para entender por qué pasamos tan de prisa por la vida, solamente entendemos que cada minuto cuesta dinero.

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Reducimos nuestro grupo de amigos a lo mínimo porque lo poco que nos queda en tiempo y en dinero ya está comprometido con las nuevas tendencias de moda, olvidamos o nos hacemos los olvidadizos, de la cantidad de familias que no tienen como terminar el día con una buena ración de alimentos, agua, aseo. No queremos involucrarnos con nada porque todo cuesta: tiempo, dinero y compromiso social.

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Se ha hablado mucho de la sociedad de consumo, se puso de moda RECICLAR y creemos que reciclamos cuando separamos las basuras que generamos por montones cada día, pero ¿realmente sabemos en qué consiste? ¿Cuál es su verdadera esencia? Acaso nos hemos preguntado ¿por qué el consumo nos está aniquilando social y ambientalmente?

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La asociación ecologista GREENPEACE ha martillado en los últimos tiempos con las 3 R o las R de la ecología, dando el mensaje de:

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Las R ecológicas son simples y sencillas

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Salgamos de nuestra zona de confort, es hora de asumir el Reto de practicar, es hora de Restaurar el medio ambiente, es hora de Reorientar el futuro de nuestras próximas generaciones.

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¡TENGAMOS UN BUEN PLANETA, JUNTOS PODEMOS LOGRARLO!

Pensar en educación siempre lleva a buscar una opción de “educación formal”, es decir esas instituciones que ofrecen la posibilidad de sacar promociones de estudiantes brillantes, que exhiben con orgullo sus altos puntajes en las Pruebas Saber y ranquean entre los mejores niveles académicos del país.

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Todos queremos que nuestros hijos sean alumnos destacados y que tengan altos puntajes en matemáticas, ciencias, español, entre otras; consideramos que así se encaminan a un futuro promisorio y que está garantizado su éxito profesional en cualquier campo que se quieran desempeñar.

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Lograr que nuestros hijos logren las habilidades académicas estandarizadas y, por ende, sean catalogados como personas inteligentes, es una ardua tarea que requiere mucha disciplina, organización, constancia, y esfuerzo. Sin embargo, no todos los padres, docentes e incluso nuestros hijos, pueden lograrlo.

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Podríamos decir que, la persona que logra los niveles de excelencia en su desempeño escolar es posible que haya desarrollado su inteligencia académica…

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Mas…  ¿Alguna vez, nos hemos preocupado por ser competitivos emocionalmente?(1) ¿Consideramos que la educación emocional es una competencia básica para la vida, así como lo es la educación académica? ¿Dónde quedan los principios y valores constituidos desde el hogar? ¿Adquirir un cúmulo de conocimientos nos garantiza una conciencia social y una ética profesional?

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Muchos estudios han puesto de manifiesto la importancia del arte y la lúdica como detonantes naturales para el aprendizaje. Es aquí donde el Arte y la Lúdica abren un campo sensible para la exploración y el descubrimiento, incentivando la autoeducación(2) en una atmósfera amena que promueve la espontaneidad y los deseos de aprender, logrando así una verdadera apropiación del conocimiento.

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Erróneamente consideramos que los niños pierden tiempos valiosos cuando juegan, sin embargo, es en estos momentos donde adquieren las aptitudes necesarias para una plena adultez.

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"La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño" - Friedrich Nietzsche

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Habilidades que se ven reflejadas en la toma de decisiones oportunas en el momento adecuado, la solución de conflictos derivados de acciones reflexivas, marcando en cada paso su proactividad.

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Componer canciones, tararear rimas, representar personajes, bailar, entonar instrumentos musicales, leer cuentos, moldear con plastilina o arcilla, crear estrategias para la sana competencia, entre otras, comprenden un abanico de oportunidades que disponen al cerebro para apropiarse de conocimientos cada vez más complejos.

Este cúmulo de sensaciones y experiencias compartidas son las que moldean la formación de una personalidad integral(3), auténtica y original.

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Los primeros años de vida de una persona, es decir la primera infancia, es la etapa más importante del desarrollo cognitivo y social, es el momento en que el ser humano se apropia de todos los conceptos que marcarán y definirán su personalidad y su desempeño en la vida. Por tanto, consideramos que el arte y la lúdica son las actividades fundamentales para forjar ese ser humano que se necesita en la sociedad: ingenieros, médicos, arquitectos, abogados, cantantes, actores músicos, etc., personas exitosas en su profesión, pero también con un alto sentido social, con una formación basada en principios y valores, que les permita ser líderes propositivos en su entorno comunitario marcando nuevos paradigmas.

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  1. Marcelo Manucci, psicólogo argentino, especializado en comunicación y percepción, define la competitividad emocional como un estado de los sistemas humanos que permite una calidad de respuesta basada en tres cualidades: la capacidad para reconocer las transformaciones de su entorno; las posibilidades para redefinir su estructura interna saludablemente; y la habilidad para adaptarse a una interacción fluida del contexto donde participa.
  2. María Montessori, médico y educadora italiana, enfatiza la necesidad de favorecer el desarrollo natural de las aptitudes de los alumnos a través de la autodirección, la exploración, el descubrimiento, la práctica, la colaboración, el juego, la concentración profunda, la imaginación o la comunicación.
  3. Sentir, pensar y actuar congruentemente.

Etimológicamente “Alimentarius”, es un adjetivo que significa “alimenticio, que alimenta”, es decir, “relacionado con los alimentos”, viene de “alimentum“, que procede  del verbo “alo, alis, álere, alui, álitum” que significa “alimentar, hacer crecer“. Lo que comemos está orientado a hacernos crecer, a que nos desarrollemos, a darnos la vida, “alimentum” es lo que necesitamos para vivir, no es lo que “nos engorda”, no tiene el sentido de comer por comer, por gula, por diversión o aburrimiento, se trata de comer para crecer, para vivir, para estar sanos y como todas las otras cosas que consideramos importantes en nuestras vidas, también debe producirnos placer.

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El acto de comer, no solamente representa una conducta biológica destinada a la supervivencia, también conlleva un gran significado social y cultural.

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Desde la psicología, se dice que los alimentos tienen una gran carga subjetiva, que se ve reforzada por el hecho de que un determinado alimento, a cada persona, le gusta más o menos; esta elección también está influenciada por lo sensorial (sabor, olor, aspecto, textura, entre otros), no en vano es aquel dicho popular que dice: “la comida entra por los ojos”.

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Por otra parte, la visión holística, que armoniza al ser humano con el cosmos, reconoce una vinculación afectiva muy fuerte con quien prepara los alimentos ya que la persona les transmite, a los alimentos y a quienes los degustan, toda su energía. Es así que un alimento preparado con amor sienta de mayor provecho a las personas y fortalece el clima familiar, a diferencia de unos platillos preparados a punta de gritos.

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Saúl Rivas-Rivas y Noelí Pocaterra[1], en su documento “Régimen alimentario de los pueblos indígenas” destinan el capítulo “el alimento, encarnado en el cosmos y la comunidad” para darle un especial significado al alimento, plantean que:

“lo que hace significativo a un alimento, no es el número de ingredientes o sólo la calidad de ellos, sino también su capacidad de vincular a la familia entre sí, al vecino y a toda la comunidad: la matriz colectiva, su capacidad para comunicar, para intercambiar y compartir. (…) Su sentido y significado está en relación con el sentido del trabajo compartido”.

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De aquí que, para un pueblo indígena, el alimento es comunión con la Madre Tierra, con la Madre Naturaleza. Con la comunidad... El alimento adquiere así, un profundo sentido cósmico.

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Cuando inicié mi proyecto “me gusta cuando mi mamá cocina…” (nombre provisional), desde la Obra Literaria, varios de estos criterios se movían en mi intención de abarcar la atmósfera familiar alrededor de la comida.

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Los niños empezaron a dibujar sus comidas preferidas y surgieron cosas como:

“En mi casa yo como sopa de manzana con zanahoria, porque en mi casa hay un árbol de manzana y  un árbol de zanahoria”

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Así fueron desfilando los niños con sus dibujos, esperando la entrevista…… observé que una niña, cuando le iba a tocar el turno, rápidamente se ponía al final de la fila, esta situación se repitió varias veces hasta que  quedó de primera…. o de última, tímidamente me mostró el dibujo que escondía en su espalda y me dijo:

“yo no sé dibujar comida….. solamente sé hacer caracoles.” Efectivamente su dibujo tenía unos espirales muy bonitos de diferentes colores.

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Poco a poco fueron cocinándose más preguntas y sazonándose más respuestas, que los niños explicaban con mucha seguridad, como aquella verdad irrefutable:

-¿De dónde nacen los espaguetis?

-De la tierra. Mi abuela es la que cuida el jardín de árboles de espaguetis, son unas semillas de colores, verdes, amarillas, rojas y las siembra y de las raíces salen los espaguetis, pero como ya se murió, ahora es mi tío el que cuida los árboles de espaguetis, y cuando salen las flores azules ya se pueden coger los fideos

Para algunos niños, los más pequeños, la maravillosa imagen de la madre de protección y amor incondicional, también tenía poderes mágicos:

-¿Cómo se preparan las lentejas?

-Eso mi mamá coge la olla y le pone las alverjas con agua y después las mete a la nevera y cuando saca la olla, salen las lentejas.

¡Y ni siquiera necesitaba un abracadabra!

-¿Quién descubrió el arroz?

-El jefe de China tenía mucha hambre y mandó a todos los soldados que le trajeran algo de comer. Los soldados caminaron por las montañas hasta por allá y se encontraron algo que salía de la tierra, se lo llevaron al jefe de China y cuando lo probó le gustó mucho y decidió que se iba a llamar “arroz”.

Algunas de mis preguntas parecían que insultaban la inteligencia infantil:

-¿Cómo cocina tu mamá? (Refiriéndome a la forma de preparar determinado alimento)

-¡¡¡Pues con las manos!!!! Me decían – haciendo muecas y con tono de fastidio.

- ¡ay profe! ¡Pues se coge la olla y se pone y ya!

Rápidamente los niños fueron incluyendo otro tipo de personajes en sus narraciones, así, la patasola, la madre monte, los zombis y las momias empezaron a formar parte del menú.

Y poco a poco surgieron otro tipo respuestas….

-¿Cuál es tu comida preferida? (la que cocinan en tu casa)

- Huevo

-¿y qué más?

-solo huevo

Efectivamente el dibujo mostraba una casa solamente con un huevo frito encima de la mesa.

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-¿Quién cocina en tu casa?

-Mi mamá, porque las señoritas (refiriéndose a las tías) se creen unas princesas y no ayudan en nada en la casa, ni siquiera a lavar los platos, porque las señoritas que se creen unas princesas solo se pasan pintándose las uñas.

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Este discurso duró aproximadamente 10 minutos, cuando el niño se detuvo a tomar aire para seguir con su letanía, aproveché para preguntarle si este conflicto se presentaba con frecuencia.

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Era cada vez que comían y este era el tema de conversación durante la comida, la mamá discutía enérgicamente con las tías, sacándoles en cara que aparte de tener que prepararles la comida, también les lavaba la ropa y atendía toooooooooodos los quehaceres del hogar y las tías ni siquiera se comedían en lavar el baño.

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Por momentos la discusión se aplacaba hasta que el tío retomaba la frase: porque las señoritas que se creen unas princesas….

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Le pregunté entonces cómo se sentía al respecto, su respuesta solamente fue un suspiro alzando los hombros…. Y su mirada quedó fija en el vacío. En ese momento pensé en la mentira tan grande que encierra aquel dicho popular: “¡barriga llena, corazón contento!”

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Algunos niños revolvían en sus respuestas con una pizca de alegría y varias cucharadas de tristeza. Aunque podían prepararse algo de comer durante el largo tiempo que pasaban solos en sus casas, no podía entrar a la cocina; al igual que en la cultura africana, “le está prohibido al hombre entrar en la cocina, (esta es) dominio reservado y privilegiado de la mujer”, aplicaban fielmente la dieta del gamín “cuando les daba hambre se iban a dormir”

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Empecé a observar a los niños durante el refrigerio, la gran mayoría traer fielmente el yogurt de la tienda y las papitas margarita, sin embrago cuando lo destapaban y antes de probar bocado, ya no querían comer. Pareciera ser que el disfrute no estaba en la comida, ni en comprar aquella lonchera que la sociedad de consumo tan inteligentemente nos la ha incrustado como primera necesidad, pareciera ser que el disfrute estaba en abrir el paquete.

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Para otro grupo de niños (Jesús de Nazareth), el momento de refrigerio se convierte en un momento de devoción. Reunir el grupo, hacer la oración de gratitud a papito Dios por el alimento recibido, esas manos que esperan con ansias su turno para recibir el refrigerio, esos ojos que se cierran en silencio con el único deseo de  congelar el tiempo para aquel bocado dure por siempre…. ¡Todo! forma parte de este ritual tan especial.

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Quise buscar otra relación más placentera en la familia donde la comida hiciera su presencia y empecé a preguntarles a los niños, acerca de las fechas especiales, cumpleaños, navidad, si la familia se reunía y compartían algún platillo diferente a la comida habitual. Los niños solamente hacían alusión a los regalos recibidos o no recibidos, a las diputas familiares a causa del licor y en algunos casos, esas fechas “especiales” pasaban desapercibidas.

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Fue entonces cuando mis encuentros con los niños se encaminaron a liberarlos de esa angustia que reciben de sus padres, cada vez que tienen que levantar de donde sea el pan de cada día, a ofrecerles una relación más placentera con la comida.

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La vivencia logró plasmarse en una clase de cocina, con una receta sencilla pero deliciosa[2] y con ingredientes accesibles, económica y culturalmente, a la familia.

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Los siguientes encuentros fueron dedicados a llevar mensajes de los niños a su Chef favorito, a escuchar múltiples variaciones de la receta y a compartir las anécdotas, donde los niños eran los protagonistas, no solamente del alimento preparado sino también de la atmósfera para que toda la familia disfrutara ese momento tan especial.

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Nuestra nueva receta fue el molli[3], celebramos cada encuentro con este platillo delicioso y nutritivo para nuestras almas, en un banquete colectivo, en medio de un mundo injusto, egoísta, indiferente y violento.

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Y entonces, fue posible grabarnos en la piel aquel refrán

...más vale pan con amor, que gallina sin corazón.

[1] Saúl Rivas-Rivas: Investigador social militante. Coordinador de la Cátedra Libre e Intercultural César Rengifo, Coordinador del proyecto Libre e Intercultural Guaicaipuro. Ases. Noelí Pocaterra: indígena wayuu Uliana, activista por los derechos de los pueblos indígenas y trabajadora social,1 exdiputada de la Asamblea Nacional de Venezuela

[2] Chaparritas: comida típica chilena, que consiste en una vienesa, cubierta con queso, todo esto envuelto en una masa horneada, y se come comúnmente en temporada de fiestas

[3] Molli: alimento híbrido que mezcla las cosmovisiones, comprende una gran variedad de mezclas de ingredientes especias, preparado solamente en ocasiones especiales para reunir a la comunidad

Sabemos que los niños tienen a su alcance una serie de entretenimientos, como los programas de televisión, los juegos de video, entre otros que, de una forma u otra, resultan mucho más atractivos que la disciplina artística y sin embargo para que logren desarrollar una actividad, nos empeñamos tanto en el producto final que olvidamos con frecuencia la voz de los niños, lo que dicen los niños, lo que piensan los niños… se nos olvida preguntarnos ¿cuál es su interés?...

Con este texto quiero reflexionar sobre mi experiencia en cuanto al proceso de enseñanza-aprendizaje con niños, con especial énfasis sobre la concentración de los niños y el interés de las actividades propuestas en el espacio, además de mi propio aprendizaje con los niños.

La concentración

Sabemos, que es la capacidad que tiene el ser humano para lograr mantener la atención en un estímulo o actividad de su interés por un tiempo determinado, aunque si no se dedica el tiempo requerido para recibir y procesar la información, se olvida y por tanto, no se aprende.

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Fijar la atención

Según mi experiencia con niños entre los 3 y los 11 años, la concentración  funciona diferente en cada etapa.

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En las primeras etapas, al niño se le entrega el material de trabajo y esperas  que puede hacer dentro de sus inclinaciones, capacidades y habilidades para desarrollar la actividad, aunque no todos aprenden de la misma forma o al mismo tiempo, por eso el acompañarlos en su aventura tiene más valor que buscar un resultado, esto como principio de exploración, aunque después de pasar por este proceso, entender  la capacidad que tiene cada niño o grupos de niños, para realizar una actividad en especial es lograr arrojarle a un  aprendizaje más complejo, a una experiencia que canalice su atención y  logre una fijación, o sea una profundización de lo que acaban de conocer.

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¿Cómo hacemos nosotros los adultos para que el niño fije la atención en una actividad especifica?

En mi experiencia con la atención, empieza por un camino lejano, y es en trazar el objetivo equivocado, pues cuando diseñas una actividad para los niños, no importa la edad aunque pienses que la actividad sea de agrado para ellos, estás pensando realmente en si te satisface, si te parece fácil de realizar o si no te genera mucho esfuerzo y allí es cuando pierdes el foco. Pasando por diversas formas de cumplir, satisfacer y buscar qué realmente funciona, me he cuestionado si lo que estoy ofreciendo al niño es ¿lo que yo quiero enseñar? O es ¿lo que realmente sé enseñar?

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Para tratar de responderme estas preguntas he querido citar a dos autores que respaldan mi experiencia, uno es Jacques Rancièrey el otro es Maurice Martenot.

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Jacques Rancière, filosofo Marxista consagró un libro “El Maestro ignorante” cinco lecciones para la emancipación intelectual; en el que hace una crítica severa al sistema educativo, donde según Jacotot, personaje del libro, “es posible enseñar lo que uno ignora si uno es capaz de impulsar al alumno a utilizar su propia inteligencia”. A grandes rasgos su teoría se basa  en que para aprender, el niño o el adulto no necesita de alguien que le explique lo que se encuentra ya explicado en el libro o en el material de estudio (video, audios), si no que lo acompañe y fortalezca su voluntad  y le muestre caminos diferentes para su aprendizaje, con el objetivo de que el estudiante indague y haga su viaje "solo" fortaleciendo su confianza en su propia inteligencia, en el estudio y búsqueda de dominio de aquello  que más le llama la atención.

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Maurice Martenot, ingeniero y compositor francés, nos enseña en su propuesta  metodológica lo importante que es amar la música, ponerla al servicio de la educación, favorecer el desarrollo del ser y dar medios para canalizar las energías, transmitir los conocimientos teóricos en forma viva, concentrándolos en juegos musicales; formar auditorios sensibles a la calidad. También habla sobre los ejercicios de relajación, juegos de silencio y movimientos, gestos que les permiten a los niños digerir mejor la teoría musical.

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Definitivamente pienso que es un camino por recorrer, aunque mi sensibilidad me indica que en los niños de educación inicial, para un buen aprendizaje, debes enseñar sobre lo que sabes y no sobre lo que desconoces, menos si de estimular mentes a la creatividad se trata porque estos niños están en su momento de exploración, todo lo quieren tocar, todo lo quieren probar, pero sin objetivos claros, descubren y aprenden pero no profundizan hasta reconocer lo que realmente les gusta.

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Cuando crecen un poco más, quieren ahondar y abandonar; y volver a encontrar y encontrarse con más detalles y hundirse en el maravilloso mundo de la intelectualidad, que les permite discernir, priorizar y objetivar, entre otros. Y ahí es donde aplica muy bien la teoría de Rancière para los chicos de básica primaria.

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Sin embargo la teoría de Maurice Martenot es mi favorita para aplicar a la vida, no importando la edad ni lo complejo del conocimiento ya que allí está reflejada la responsabilidad del docente, en permitirle al niño una excelente experiencia, que recoja datos de relación interpersonal, de comunicación, de autoestima, de amor y respeto por sí mismos, que descubran el valor de la risa, del llanto por frustración, del llanto por felicidad, la satisfacción de lograr metas, el interés por cuidar y proteger recursos valiosos naturales, todos esos datos que forman a un ser capaz, intelectual y sensible ante tanta maldad y confusión.

Para estar en la tierra debemos tener los pies puestos sobre la Luna.

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Hacer cuentas del trabajo con los niños es hablar de la historia de la vida misma, porque en realidad cada despertar, trajo consigo nuevas experiencias que grabaron en mi alma cierta sensibilidad, la cual trataré de exponer en este breve texto.

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Lo cierto de todo es que todo es incierto, no puedo decir que mi proyecto sobre la luna logró influir en los niños, si logré despertar sus mentes a otra realidad, lo único que puedo reconocer con toda certeza es que mientras estuve ahí… cerca de ellos, nunca faltó una sonrisa,  algunos creían en lo que decía el capitán león con gran fervor, otros eran completamente escépticos.

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Cuando valoro estas situaciones siento gran alegría porque en ambos casos los niños fueron los dueños de su propia historia y finalmente no importaba el creer o no creer, lo realmente significativo es que ellos siempre querían estar conmigo,  para colocar sus pies sobre la Luna.

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Ya no me preocupa que los niños conozcan la Luna, porque ellos me enseñaron que la luna no es luna por estar en el cielo, simplemente es Luna porque nos hace soñar y preguntarnos mil veces las mismas cosas y después de haber encontrado alguna evidencia nos deja flotando en el vacío. Ese vacío que es importante que exista, finalmente si lo supiéramos todo no seriamos humanos.

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La luna sigue ahí en el mismo lugar, como la única que conoce en realidad como ha sido cada día de nuestras vidas.

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Esta noche mirare la luna y quizá mañana tendrá una nueva pregunta que me llevará a vivir una nueva aventura con los niños.

Escribo este texto pensando en que debo reconocer que he aprendido de los niños mucho más de lo que probablemente yo les he podido transmitir.

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Las reflexiones aquí consignadas adquieren su fundamento a partir del proyecto “Entretejiendo” en el que se ha explorado, en compañía de los niños, en la elaboración de tejidos con diversos materiales tales como: piolas, cabuyas, fiques e hilos. Las diversas cuerdas utilizadas en las propuestas desarrolladas sirvieron para la interacción entre los niños y la creación de lazos afectivos tejidos en medio de la bulla, los golpes, los abrazos y las sonrisas  y que en últimas resultan ser lazos llenos de felicidad.

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Es probable que  lo que no se puede percibir en el momento del hacer mismo,  es aquello que aparece en medio de, es decir, entre los hombres que interactúan entre sí, esto es, la afectación sensible ante el encuentro con el otro. Es por ello que los lazos afectivos que se van tejiendo en medio de nuestras cotidianidades muchas veces pasan desapercibidos.

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El encuentro con el otro y la interacción con los demás hombres es lo que Hanna Arendt define como “la esfera de los asuntos humanos (…) formada por la trama de las relaciones humanas que existe dondequiera que los hombres viven juntos”[1]. Sin embargo, no se podrían pensar éstos espacios de interacción si partiéramos de la idea de un hombre en solitario que se satisface a sí mismo en el aislamiento y que no contempla, en sus formas de relacionarse, el contacto con el otro.

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Es así como en el relacionarnos con el otro y con lo otro que aparecen los lazos afectivos que nos unen o nos separan y que probablemente no los percibimos, pero que sin embargo se encuentran ahí, mediando entre unos y otros. Pareciera que en la infancia estos lazos son muy fuertes pues soportan los desencuentros y se fortalecen con las alegrías; y que con el paso del tiempo aparentemente van perdiendo su fortaleza, haciéndose cada vez más frágiles y fáciles de romper.

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Cabe resaltar que no todas las relaciones que se presentan entre los hombres se enmarcan exclusivamente en términos amistosos, pues aparece también el conflicto y la disputa con el otro, situación que genera, en un primer momento, espacios de confrontación y posteriormente posibilita espacios para la conciliación. Así, es en el encuentro entre los hombres que se crea un espacio mediador que une al mismo tiempo que distancia y separa. No se podría pensar el encuentro solamente en términos fraternales o discordantes, pues las acciones de los hombres distan de ser unívocas y con idénticas intenciones como si fuesen salidas todas del mismo molde. El entre se configura entonces como un espacio convergente de diálogo, pero también de disputa, que alberga las intenciones propias y las ajenas.

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Ahora bien, para que se creen lazos afectivos es preciso estar en contacto con otros, acercarse, aproximarse a las experiencias particulares de los demás, pues es en el contacto con otras realidades que se amplía la trama  de las relaciones humanas. Sin embargo, para que se consoliden y fortalezcan los lazos afectivos se requiere más que del encuentro físico, del encuentro sensible, esto es, sentir que el otro aparece como una prolongación de sí mismo.

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De esta manera los lazos afectivos permiten que se perciban las  historias y relatos encubiertos que están en medio de, y que no se aprecian de manera objetiva, pero que están presentes en el encuentro entre los hombres, esto es, en el estar juntos y que aparecen en el momento en que se siente al otro como a sí mismo.

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Como aprendizaje me queda que la vida nos presenta situaciones y oportunidades para que los lazos afectivos se puedan fortalecer, más que en el tiempo futuro, en el aquí y ahora y que esto depende de nuestras decisiones y acciones. Y continúo aprendiendo, gracias a Hugo[2], que para uno encontrarse tiene que buscar en la raíz, en la familia, en el pueblo, en la tierra, allí donde un día quizás alguno de nosotros se sintió feliz. Quizá ese sea también el gran aprendizaje que nos dejan los niños.

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[1] ARENDT, H. (2011).  La condición humana. p. 212.  España. Paidós.

[2] Recordando la canción “Te vengo a Cantar” de Hugo Candelario González.

Kevin es un nombre que con-mociona,

que derrumba las barreras de la indiferencia,

que atropella con su euforia

que arrastra entre sonrisas y desafíos

que evoca nostalgias y esperanzas.

Kevin es un niño que atraviesa el pensamiento

y se incrusta en el corazón.

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Un día, Kevin compartía una lectura con un niño, observaban detenidamente las imágenes inventando palabras que estallaban en risas, luego los momentos de silencio eran interrumpidos por sus secreteos y nuevamente esa risa descontrolada hacía presencia.

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De repente, el libro salió volando por los aires, Kevin golpeaba al niño desenfrenadamente hasta dejarlo tendido en el suelo. Cuando me acerqué a separarlos, Kevin gritaba cosas que no pude entender, su fuerza era impresionante, tuve que rodearlo con mis brazos y mis piernas. Kevin forcejeaba desesperadamente para liberarse. Así estuvimos solamente unos minutos, pero puedo decir que fueron los minutos más largos que he vivido.

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-Kevin, estás conmigo. Tranquilo.

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Poco a poco su ira se fue desvaneciendo hasta que pude preguntarle:

-¿Ya estás tranquilo?

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Y afirmó con su cabeza.

-¿Quieres seguir leyendo el libro?

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Pero en lugar de levantarse y tomar el libro, se refugió en mi pecho y su dedo pulgar quedó prensado en su boca. Así permanecimos algunos minutos y fueron los minutos más hermosos que he sentido. Después se levantó y nuestras miradas se despidieron.

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Pese al tiempo transcurrido no he podido olvidar esos momentos, se han repetido en mi mente una y otra vez como un torbellino que se alimenta de preguntas, preguntas para las que aún no tengo respuesta.

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De alguna manera, me he dedicado a hacer presencia en la vida de Kevin. Algunas veces a penas me ve, salta a través de los niños para regalarme un abrazo que, algunas veces me corta el aliento y otras veces tengo que agarrarme de algo o de alguien para no caer. Intercambiamos algunas palabras y luego sigue su camino saltando como ese corderito libre y feliz en el pastizal.

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Otros días, al llegar, me atraviesa con su indiferencia y esquiva cualquier intento de contacto, aunque en silencio camino a su lado, su mirada permanece puesta en el horizonte hasta que encuentra un algo que llama su atención y sale corriendo.

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A veces, durante la jornada me escapo de mi obra y voy a buscarlo con la única esperanza que nuestras miradas se encuentren. Un día, el mantel de los cuentos nos deleitaba con sus historias, cuando de repente me sentí observada, al voltear la mirada, mi corazón dio un salto de alegría: Kevin estaba allí parado, observándome en silencio.

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-Profe, ¿después nos toca aquí?

- Sí, yo te aviso.

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Y se alejó lentamente rayando con su dedo las paredes.

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Cuando llegó el momento, muy emocionada fui a buscarlo, pero al llegar a mi espacio ya no quiso entrar.

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-¡Ups! ¿qué pasó? - pensé

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Entonces, nos quedamos allí sentados conversando, pero su mirada cada vez se perdía más y más en la lejanía, hasta que de pronto saltó en el caballito[1], lancé mis últimas palabras antes de que el viento las borrara:

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-Kevin, siempre estaré para ti.

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Kevin me sonrió y se fue galopando por ese arcoíris de mariposas.

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[1] Poema “El caballo”- Jairo Aníbal Niño

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[1] Poema “El caballo”- Jairo Aníbal Niño

El chisme es tan antiguo como el mundo y, hasta el filósofo griego Epícteto, se ocupó de él dando un sabio consejo: "Si te vienen a decir que alguno ha hablado mal de ti, no te empeñes en negar lo que ha dicho; responde solamente que no sabe tus otros vicios, y que, de conocerlos, hubiera hablado mucho más".

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Acotación: Y de repente ya estábamos caracterizados con los personajes creando una situación que contenía un tema: “El Chisme” que poco a poco fue generando conflictos.

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ESCENA 1

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El reportero: A mí me están diciendo dizque, que Valery está enamorada de Jeison y me encontré aquí a una amiguita que me está diciendo la verdad.

Yeren: Que mi amiga Valery está enamorada de…

Valery: ¡Mentiras!

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¡Mentiras!... Es la ligera y asustada expresión de una vos que defiende su verdad, frente al chisme. Inicio con esta respuesta porque todos negamos hasta donde podamos sostener el chisme, en este caso la implicada, no puede dejar de dibujar en su rostro una sonrisa que la delata de mejilla a mejilla y ni hablar del santo…Revelar y compartir supuestas intimidades de otros, tiene un cierto contagio que a veces deja un lugar para la destrucción y la envidia, esto es aprovechado por algunos como truco publicitario, revelando o permitiendo que se conozcan "accidentalmente" detalles de su vida privada.

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Valery: A ella también le gusta Dayron…

Yeren: A mí no me gusta él… Cuando estábamos en el Jean Day, todos estaban diciendo que yo no me quería separar de Dayron, porque estábamos bailando apenas.

El Reportero: Poné cuidado que a mí que me contaron, dizque que vos te la pasabas ahí al ladito de Dayron bailando…

Valery: Sí, sí, sí… ¡No se despegaba! ¡No se despegaba!

Yeren: Porque Eilyn estaba celosa que yo estuviera bailando con el novio.

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El chisme siempre necesita a un tercero ausente y perjudicado. Si nos pusiéramos meticulosos, podríamos ver que la circulación del chisme comienza con un acuerdo y ese es… ¡te cuento, pero no decís nada! y con rapidez el otra contesta ¡Que sí hombre, pero contá!, sin pensar que quizá se estuviese metiendo en un problema, pero las ganas de saber el acontecimiento son mas grandes y visibles.

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El Reportero: Ay peráte Yeren, ¡Chisme fresco!, decíme bien la verdad, Vos ¿Estas enamorada de Dayron y Dayron de vos o de Eilyn?

Ambas: de ¡Eilyn!  […]

El reportero: ¡Ah, pero a vos si te gusta Dayron!

Yeren: No.

Valery: Sí, si le gusta, que día estaba diciendo que dizque tenía unos ojitos hermosos y que le quería besar la boca.

Yeren: ¡Mentiras!

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También utilizamos elementos distractores que nos protegen de cualquier contratiempo, en este caso intentar disuadir o irse por las ramas para que no se sepa más del tema.

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Acotación: Entra Jeison, se pone el títere en la mano y participa de la situación.

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ESCENA 2

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El reportero: Ve, Jeison, es que me están contando un chisme aquí, poné cuidado, dizque que vos estás enamorado de Valery, ¿verdad?

Jeison: Eso es mentiras, Yeren se mete en un chismero […] Yeren dice que yo bailo muy pegadito con Dayron, sabiendo que en ese Jean Day estaba… (Baila) Sabrosito… El Perreito… Sabrosito…

Yeren: Jeison y Sebastián estaban cogiendo una peladita y no la querían dejar en paz.

https://www.youtube.com/watch?v=J0i1q4JRBNw

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El Chisme ¿Negativo o Positivo?

La mayoría cae en ellos, pero les avergüenza admitirlo y hasta temen quedar atrapados. Pero no todos los rumores son malos: de hecho, pueden ser útiles para mantener normas sociales y advertir sobre peligros. Así, al menos, lo plantean una serie de investigaciones recientes que analizaron el lado bueno del chisme. “La visión habitual del chisme es que siempre es malo, y es porque muchos de hecho lo son” indicó Robb Willer[1] “Pero cumple una función importante”, puede proteger a otros y servir como advertencia. “Si uno le cuenta a la gente que tal o cual persona es un egoísta, los demás aprenderán que deben evitar a ese imbécil ofensivo” explicó Matthew Feinberg[2], Robb Willer agregó: “A veces necesitamos intercambiar información con terceros sobre gente que no está cerca para aprender de las experiencias de los demás”.

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Yo digo que casarse con una sola versión es maligno para el alma e ingenuamente irresponsable, la pregunta es, por qué cooperar, escuchar o poner atención en algo que quizá no será de provecho y aporte a tu vida, dependerá de ti si quieres averiguar y vivir la experiencia de conocer al imbécil ofensivo según expresa Matthew Feinberg, quizá ese imbécil ofensivo sea solo un tal cual simple y sin pretensiones y que la función del chisme como advertencia sea solo una invención o fabricación del otro individuo que a simple vista también es un tal cual que seguramente sí tenga pretensiones.

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El chisme inventa, tergiversa y recrea todo, y se aprovecha para crear intriga, sin embargo para los niños esto genera risa, complicidad, convivencia, ingenuidad, transparencia, exactamente todo lo contrario a lo que genera el chisme en un adulto. Cuando ves a un niño contando un chisme a otro niño hay tranquilidad en lo que dice, cuenta todo, no se guarda nada, incluso aumentan palabras, pero si ves a un niño contando un chisme a un adulto, se puede identificar cierta desconfianza y temor por lo que dice, temor por ser acusado o implicado, por eso sus relatos son finalizados con frases como… ¡Pero yo no vi!¡A mí me contaron!… ¡No me consta!… y eso es consecuencia, de lo injustos que podemos ser los adultos al tratar de aplicar lógica y raciocinio, impartimos justicia en algo que no tiene sentencia.

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Esta experiencia me encantó, fui testigo de chismes inocentes y todo contando desde el Teatro, utilizando un elemento mágico como el títere parlante que le permitió al niño contarlo todo desde un espacio de confianza, complicidad y respeto.

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La pregunta es… ¿Cuando un niño cuenta un chisme, su pretensión es perjudicar al otro? o lo hace simplemente ¿para llamar la atención?

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[1] Robb Willer profesor de Sociología en Berkeley, coautor del estudio titulado “Las virtudes del chisme”
[2] Matthew Feinberg coautor del estudio “Las virtudes del chisme”

Perdidos en la infancia

Autor: Maria Elena de la Puente, Coordinadora Pedagógica y Docente Obra Literaria    (Septiembre 2016)

Como todos los jueves, el mantel de los cuentos hizo su aparición. Esta vez, combatían el amor y el poder; los sueños y las ilusiones eran masacrados por el orgullo y la traición.

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Miles de sentimientos removían nuestros cuerpos, torrentes de pensamientos se revolvían en nuestras mentes, sin embargo, su narración nos llenaba de intriga, angustia y esperanza, era imposible dejar de escucharlo, hasta que llegó el inevitable “…y colorín colorado…”.

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Yo, ansiosa por empezar la ronda de preguntas para descubrir aquellos imaginarios infantiles que cada vez y con más fuerza, fisuran todos los modelos pedagógicos; estaba lista para empaparme de esa cultura infantil que desdibuja nuestras cuadrículas cerebrales; estaba lista para ser cómplice del juego y de la risa.

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Entonces, el azar trajo la pregunta a las manos de Gabriel:

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-¿Alguna vez te has sentido prisionero?

-Sí.

-¿Nos quieres contar?

-Me siento prisionero de la vida, cuando mis abuelos me dicen que soy una cosa y no una persona.

-(…)

Sus ojos se humedecieron y un nudo aprisionó su garganta.

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Nos quedamos allí, con nuestras miradas perdidas en el vacío….

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-…¡¡¡¡Pero si tan sólo es un niño!!! – pensé - ¡¡¡Solamente tiene 7 años!!!

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Podría ser tan fácil como decirle  Gabriel: “Tú eres el dueño de tu vida.”

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Pero… ¿Cómo se debate, cada día, entre el amor que siente por sus abuelos y el rechazo que recibe? ¿En dónde encontrará una pizca de alegría, si, irremediablemente, al caer la tarde, debe regresar a su hogar para encarcelarse voluntariamente?

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La Academia me invirtió muchos años y logró, con bastante éxito debo agregar, hacerme experta en tabular a los niños desde los tan reconocidos Ejes de Desarrollo[1], que recuerdo al pie de la letra:

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1.- Etapa Sensorio motora (de 0 a 2 años): los bebés construyen su comprensión del mundo a través de la coordinación de sus experiencias sensoriales y motoras, es decir, el niño usa esquemas basados únicamente en los sentidos y en sus capacidades de movimiento.

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2.- Etapa Preoperatoria (de 2 a 7 años): los niños desarrollan su capacidad para representar el mundo a través de las palabras, las imágenes y los dibujos; aquí, el lenguaje y el juego simbólico son aspectos muy importantes.

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3.-Etapa Operacional Concreto (de 7 a 11 años): los niños desarrollan su capacidad para realizar operaciones y aplican principios lógicos de razonamiento a problemas concretos.

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4.- Etapa Operacional Formal (de los 11-12 años en adelante): los niños desarrollan la capacidad de abstracción  y de hipotetizar aplicando principios más lógicos que en la etapa anterior.

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La Academia también me presentó cuanto pedagogo se ponía de moda y el sinfín de estrategias didácticas que salían al mercado. Aquel banco de conocimientos acumulados en el transcurso de los años, me permitieron articular, magistralmente, las Teorías de Desarrollo Psicosexual de Freud[2], La Globalización de Decroly[3], el Tanteo Experimental de Freinet[4], La Auto-Educación de Montessori[5], las Teorías de desarrollo Psicosocial de Erikson[6], la Educación Liberadora de Freire[7] y muchísimos más.

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Tuve la oportunidad de profundizar mis conocimientos en el Desarrollo Infantil y las Competencias para Primera Infancia, tratando de descifrar en cada niño esas capacidades generales que le posibilitan su hacer, su saber-hacer, su poder-hacer, sin descuidar en ningún momento, que el ambiente debe convertirse en ese escenario de aprendizaje estructurado, retador y generador de múltiples vivencias.[8]

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Devoraba cuanto libro, cartilla, manual, se cruzara en mi camino, con la intención de armarme de más y más herramientas para argumentar, sin titubeos, la tan aclamada Educación Integral, aquella que vincula la política pública y los programas educativos para reunir las áreas del crecimiento: perceptivo, lingüístico, físico, mental, emocional y social.[9]

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Y hoy, me encuentro aquí, sentada frente a Gabriel con la mirada fija en la nada, descubriendo con gran tristeza, que tantos años en la Academia, tantas torres de libros, tantas prácticas pedagógicas, tan sólo nos han permitido acercarnos a sus cuerpos y disertar sus mentes, pero seguimos, infinitamente, distantes de sus almas.

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Nunca. Nunca nos hicimos la pregunta más importante de todas:

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¿Cuándo dejaremos que nuestros niños, vuelvan a ser niños?

[1] Jean William Fritz Piaget, epistemólogo, psicólogo y biólogo suizo, considerado como el padre de la epistemología genética, famoso por sus aportes al estudio de la infancia y por su teoría constructivista del desarrollo de la inteligencia.
[2] Sigmund Freud, médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX. Su interés científico inicial como investigador, se centró en el campo de la neurología derivando progresivamente hacia la vertiente psicológica de las afecciones mentales.
[3] Ovide Decroly, pedagogo, psicólogo, médico y docente belga.
[4] Célestin Freinet, pedagogo francés, creador de las técnicas que llevan su nombre, utilizadas en numerosos métodos de investigación pedagógica.
[5] María Tecla Artemisia Montessori, educadora, pedagoga, científica, médica, psiquiatra, filósofa, antropóloga, bióloga, psicóloga, devota católica, feminista y humanista italiana. Fue la primera mujer italiana que se graduó como doctora en medicina.
[6] Erik Homberger Erikson, psicoanalista estadounidense de origen alemán, destacado por sus contribuciones en psicología del desarrollo.
[7] Paulo Reglus Neves Freire, educador y experto en temas de educación, de origen brasileño. Uno de los más influyentes teóricos de la educación del siglo XX.
[8] Desarrollo Infantil y Competencias en la Primera Infancia: Espacios educativos significativos. Ministerio de Educación Nacional, pág. 86.
[9] Programa de cooperación UNICEF y Gobierno Dominicano 2012-2016

Antes de que existiera cualquier cosa y después cuando lo existente se transforme y gobierne de nuevo el vacío, habrá un único testigo de todo lo acontecido...

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El tiempo.

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Ningún ser puede escapar de las leyes que estableció el tiempo, nacer, crecer, y morir...
Sin tiempo no es posible la vida.

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El tiempo no se puede detener es una fuerza indomable, lo máximo que se puede hacer es tomar fotografías para congelar un instante de su existencia.

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El tiempo nunca tiene afán aunque lo parezca, en realidad quienes corren son los humanos, los tiempos son largos o cortos dependiendo del estado emocional de los vivientes, a veces desean que corra el tiempo y a veces que se detenga. No existe otra especie conocida que intente manipular al tiempo...

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Durante todo el tiempo de este año me dediqué a tratar de huir del tiempo, navegue por innumerables hipótesis sobre el tiempo, necesitaba romper con las dinámicas que se me han impuesto en la sociedad actual. Desperté y me di cuenta que el sistema ha creado una sociedad productiva arrastrada por las agujas del reloj.

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El ser humano vende el tiempo de su vida para poder vivir...

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Mis preguntas se enfocaron en observar a los niños.

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Después de haber conjeturado sobre la infancia y su ritmo de vida, identifique que los niños transitan bajo sus propias reglas, pero poco a poco son tragados por la máquina del tiempo de la sociedad. Existe una necesidad de programar sus mentes para que puedan encajar bien dentro del mundo artificial de las sociedades pos modernas.

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En mi proceso interior deje de luchar contra el tiempo y las pretensiones que se puedan tener como adulto, para brindar por medio de la propuesta de la obra virtual una posibilidad de fuga a los niños y niñas.

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La experiencia significativa que hoy presento está presente en la virtualidad de mis recuerdos.

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Cuando vivimos en un mundo donde es más importante un pedazo de metal que una planta, las cosas no van bien.

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Cuando creeremos que las actividades son más importantes que reír, las cosas no van bien.

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La infancia tiene su propio tempo, pero los adulto destruimos las posibilidades de aprendizaje relevante cuando afanamos sus vidas, cuanto le ponemos tiempos al proceso de creación artística, cuando les decimos que el reloj ha girado y deben abandonar sus intereses para ir a encontrar otros, cuando nuestro sistema de rotación no les permite elegir en donde estar. Lógicas de tiempo que silencian.

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Desde la luna la tierra se ve girar con gran calma. Pero cuando miras lo que hay debajo de las nubes encontrarás el caos total. Adultos programados para correr dejando tras de sí una estela de experiencias rotas.

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En cambio si miras a los niños enteras que para ellos el reloj significa que llegó el momento de jugar.

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CUNUNO - Lectura a la mirada de un aprendizaje

Autor: Sebastián Cuero, Artista/Docente Obra Musical

Cuantos asombros, cuantos sentires circulan por el cuerpo de un individuo al ser observado por alguien que desea realizar una actividad explicita. ¡Quiero ver lo que hacen ellos! (respuesta del niño) (inmerso en mente ajena o conjetura) ¿será esto lo que yo quiero?, ¿me interesa esta activad?, Hablo en propio para entenderme mejor y poder comprender a este niño, quien debe entender a quién, mi pregunta mágica; son aquellos momentos extraordinarios que dejan una marca en un ser o de qué manera se puede explicar esas sensaciones cuando realmente vives lo que haces.

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Niños y niñas en todo su furor interpretando cualquier cantidad de instrumentos habidos en el espacio obra musical, de manera simultánea y espontánea, todos querían todo, era como una situación de competencias situada o agitada por el que más instrumentos interpretara o cual era el más veloz en la interpretación, esa fue la lectura que hice en el momento dado, entre todo ese revolú que ahí se vivía por los antes mencionados.

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Eran 5 entre niñas y niños presentes, había uno de ellos que ingresó al espacio solo por cumplir el protocolo de estar en una de las obras para realizar la rotación; no estaba interesado en hacer lo mismo que sus compañeros y compañeras. Cununo estando dentro se le veía en una situación de estrés, al ver tanto alboroto entre sus compañeros y compañeras, lo invitaban y él se negaba a participar, su decisión fue hacerse al lado del espejo y solo observar a los demás como se disputaban los instrumentos musicales. Pasados 15 minutos me acerqué al niño y entrelazamos una conversación muy corta:

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- ¿te sucede algo?

- No nada, quiero ver lo que ellos hacen - luego me preguntó - ¿profe ellos por qué hacen eso?

le respondí - ¿qué cosa?

- ¿por qué le dan tan duro?

- ah eso no le gusta - dije yo

él me respondió - sí, pero no así

yo dije - ok, ve y les explicas como deben hacerlo

me contestó - ellos no me hacen caso

- inténtalo – le dije y el niño se quedó pensando, sólo observaba y observaba a los demás.

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Se me ocurrió una idea, no sé por qué, pero la puse en práctica: con todo el desbarajuste con los instrumentos musicales, me senté en el piano y empecé a interpretar una melodía especifica -la de cumpleaños- hice lo mismo por 4 veces consecutivas, luego me levanté de la silla y dejé el piano encendido.

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Llamé toda la atención del niño hasta que me levanté, el niño sigilosamente tomó el lugar y empezó a tratar de realizar la misma melodía la cual yo estaba interpretando en el piano, fue cuando me di cuenta que Cununo quería hacer algo centrado y específico, me acerqué nuevamente y le pregunté que si le podía explicar cómo podía hacer la melodía y el niño accedió, le expliqué cómo podía hacerlo y el niño muy concentrado intentaba e intentaba en la práctica de esa melodía, hasta que el tiempo se acabó y nos fuimos a tomar el refrigerio.

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Estando en el comedor, comió de manera muy rápida y de un momento a otro no lo vi más, perdí su rastro, para mi sorpresa cuando regresaba al espacio con el siguiente grupo, escuchaba el piano con una melodía confusa de cumpleaños y dentro del salón…

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Ahí estaba Cununo practicando. Cuando me vio se paró de la silla con una sonrisa enorme y me dijo - ¡profe me la aprendí, escuche y verá cómo suena! - interpretó Cununo el piano e hizo la melodía de cumpleaños a su manera, muy sonriente me dijo:

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- profe enséñeme otra que ésta ya me la sé -  yo me quedé callado, pues en ese entonces tenía un grupo que debía ingresar al espacio, en ese momento sentí unas emociones encontradas al ver aquel niño tan feliz…muy feliz, pero tuve que decirle:

- ahora no puedo, tengo que continuar con el otro grupo que está en la puerta esperando- Cununo entendió la situación, me dio un abrazo y me dijo:

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- para la próxima me la enseña -  y se fue para la siguiente Obra.

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Aún estoy esperando que Cununo llegue para explicarle la otra melodía…

Gracias a la alianza entre Quimpac de Colombia S.A. y la Fundación Trascender aproximadamente 120 niños, entre los 7 y 11 años de edad, que asisten a la Institución Educativa José Maria Vivas Balcazar de Palmaseca, han tenido la oportunidad de fortalecer su liderazgo y sus valores para mejorar la convivencia, resolver conflictos y reforzar sus lazos de amistad a través del Programa Obra Trascender.

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El Teatro y la Literatura, herramientas de expresión artística, generan un ambiente para la creación de historias contadas desde la corporalidad, la cual lleva a los niños a fortalecer su imaginación, a canalizar energías y a vivenciar otras posibilidades teatrales y narrativas, como formas de fortalecer la convivencia.

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La creatividad, el liderazgo, el trabajo en equipo, el respeto hacia sus pares y la resolución asertiva de conflictos nos ha llevado a construir una historia fantástica donde los piratas ayudan al rey a rescatar a su hija mayor, la princesa heredera del trono.

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En esta aventura, los piratas deben vencer la prueba de derrotar a los monstruos marinos, que fueron convertidos en seres desagradables gracias a las porciones de una malvada bruja.

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Los piratas no solo rescataron a la princesa sino también al príncipe que había desaparecido hace mucho tiempo.

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Una vez cumplida su misión, los piratas se hicieron a la mar en busca de nuevas aventuras.

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Los niños enriquecen las situaciones con diálogos humorísticos e incluyendo movimientos que dan mayor énfasis al personaje.

 

Los niños rebasan el termino jugar, en su inocencia infantil el juego escapa del capitalismo. Los  términos vender, comprar y trabajar no está en sus bolsillos. El movimiento permite acercarse a otros y a la vez abrir lazos de amistad. El juego es una interacción con los otros, es movimiento. La rigidez sólo hace parte del plano de los adultos.

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Los niños y las niñas llevan en su ser el aliento que la vida a los juegos, son la luz. Son llamas encendidas ante nuestra oscuridad. La alegría está presente incluso en sus hormonas -que hablan de los niños y las niñas con grandes contenidos de dopamina-. Un cuerpecito que nace para jugar.

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Jugar, compartir con otros, moverse; esto es vida. Sólo los niños pueden abrir incluso nuestras puertas hacia el juego. Los adultos olvidamos jugar y creemos que, por encontrar definiciones o estudios sobre juego, lo dominamos. El juego no es un saber teórico, es un saber sensible. ¿De qué le sirve al antropólogo conocer los juegos africanos como el máncala, sino siente lo qué implica recoger semillas y almacenarlas?...

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La ciudad de hierro, con sus maquinas brinda a los niños y las niñas experiencias frente al movimiento, la altura y la velocidad. ¿Cuántos adultos ya no suben en estos juegos porque se sienten mareados o le temen? Pareciera que los años no sólo brindan rigidez a nuestros músculos, sino que afecta también nuestras emociones y decidimos viajar en lo seguro. Los niños y las niñas temen, pero se arriesgan a vivir la experiencia, los adultos racionalizan lo que sentirán y el miedo abre un hueco en las emociones. Con esto quiero indicar que jugar para el niño y la niña es aventurarse a lo desconocido.

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Girar, saltar, correr, reírse, gritar; son verbos que vibran en cada uno de nuestros niños y niñas.

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Con los párrafos anteriores indicamos que jugar implica movimiento, y el movimiento es aliento de vida. Entonces por qué seguimos contando cuentos a los niños  sin movernos, con una tonalidad de voz sin cambios, sin reírnos, y a veces sin disfrutar lo que les leemos. Por qué seguimos en los salones de clase llenando un tablero con palabras y símbolos que nuestros niños medio leen, regañando además los que no están quietos; por qué seguimos fortaleciendo una pedagogía con informes que hablan sobre el comportamiento, llenando matrices cuantitativas, alejados cada vez de ese movimiento que no podemos poner en palabras. Como adultos le restamos vida al juego, asesinamos el poco aliento que le brinda los niños  y las niñas al jugar.

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Como adultos somos los verdugos de los juegos. Encarcelamos al juego en la didáctica. Azotamos el juego cuando no cumple nuestras expectativas y genera desorden. Encerramos y controlamos al juego, es prisionero de nuestra racionalidad, oscura, astuta y con ansias de poder.

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Es importante el vacío en los juegos, como lo es el vacío en las casas. No son las ventanas y las puertas las que dan sentido al espacio, es lo vacío lo que genera lo habitable. Los juegos cada día están más racionalizados para los niños, con objetivos claros y gustos claros. Limitamos la imaginación de los niños y las niñas, al no permitirles experimentar el vacío. Una caja para un niño  o niña puede significar la nave espacial que usara como astronauta, es el vacío de la caja lo que brinda esa sensación de nave espacial; pero preferimos entregarles a los niños y las niñas un cohete con lucecitas con una pista donde pueda aterrizar. Y cuando el cohete aterrice 30 veces qué pasara. Creemos que al llenar de detalles los juegos permitimos que los niños los disfruten más, pero nos equivocamos, el disfrute está en lo que la imaginación puede llenar. Kant no estaba tan alejado de este principio al decir que el juicio de gusto, implica un juego entre imaginación y entendimiento, y es en este libre juego de imaginación y entendimiento  lo que permite que un objeto sea bello.

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Hace algunos meses llegue a pensar que el juego para el niño era similar al trabajo para el adulto, apoyándome en algunas observaciones de Makarenko. Pero estaba equivocado, el juego en los niños y las niñas no se parece al trabajo de los adultos, partiendo que el trabajo de los adultos en la mayoría de los casos no es agradable y parte de la responsabilidad. Mientras en los niños el juego, aunque pueda tener una lógica de cómo jugar, siempre esta acompañado por el placer de jugar.

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ABRAZOS, COMUNIDAD Y FELICIDAD

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La plasticidad neuronal permite que el niño aprenda incluso antes de nacer. El cerebro escucha antes de nacer  la voz de la mamá y al nacer, en los primeros seis meses, reconocer el rostro de la madre. Pero  el cerebro pasa por periodos críticos. Para ayudar entender esto, observemos a los gatos. Cuando un gato nace tiene siete días para desarrollar su capacidad visual (que está muy ligada al olfato), pero si en estos siete días cubrimos los ojos a un gato quedará ciego para toda su vida.

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En el desarrollo del niño  el abrazo es muy importante –podría decirse que el abrazo ingresa en el proceso de un periodo crítico-, si no abrazamos a los niños no aprenderán a liberar oxitocina. Cuando abrazamos a los niños estamos enseñando a sus cerebros a liberar oxitocina para el transcurso de su vida. La oxitocina es una de las hormonas relacionadas con el amor. Los seres humanos vivimos en comunidades para sentirnos protegidos,  el abrazo hace parte de estos aprendizajes, pues entre más cercanos y protegidos nos sentimos con la comunidad  más oxitocina liberaremos.

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Recordemos: cuando estamos tristes, o nos sentimos estresados  un abrazo de un ser querido puede generarnos alivio, y así tranquilizarnos.

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En los procesos de socialización el “NO”  frente a las acciones  ayudan a regular las acciones de los niños, a la vez  que ayuda en su plasticidad neuronal. Los niños en sus primeros años aprenden jugando y la sociedad les brinda estos espacios, pero cuando ingresa a la primaria las reglas cambian. Un nuevo “NO” aparece, pero este “NO”  permitirá al niño aprender a regular sus acciones,  cambio que  hace parte de su diversidad de experiencias.  Los niños viven en una sociedad y es importante que desarrollen la capacidad de responder a las demandas de su mundo –que no es sólo suyo-,  pues existen otras personas que como él tienen necesidades, tan importantes como las suyas.

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Para el Dr. Calixto este “NO”, no les hará menos felices. Los niños son felices golpeando una lata o corriendo, sonríen casi todo el tiempo; la dopamina está presente en grandes cantidades  en su cuerpo. Aunque lo que haga feliz a un niño ahora  no quiere decir que lo hará después. La felicidad es algo que perdemos con los años. En palabras del Dr. Calixto:

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“Pagamos mucho por nuestra madurez…Filtrando más [Con nuestra corteza prefrontal izquierda]  en la vida, generando y pidiendo más al mundo por hechos satisfactorios. Tenemos todo para ser felices, tenemos  neuronas que generan tanta dopamina que nos ponen tan felices y tan contentos. Sin embargo entre más felices y contentos estamos más idiotas y estúpidos nos volvemos. No hay felices inteligentes. Entre más feliz eres, menos objetivo te conviertes. Ser felices nos hace poco analíticos, poco objetivos, nos hace creer mentiras.

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Un niño es feliz casi siempre. El niño es tan feliz que lo puedes controlar con una palabra, con una mentira, con una caricia, con un beso”. (BV Vasconcelos: 2016, abril 12).

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El cerebro de los niños es rico en plasticidad neuronal, pero necesita de  diferentes experiencias que   permitan  a los niños vivir en un mundo  que pueden tocar, aprender y convivir.

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Como pedagogos y el conocimiento de la neurología en el desarrollo infantil  podemos tener fundamentos sobre el “QUÉ NO HACER”  y “EL QUÉ REFORZAR”.

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Por ejemplo, si sabemos que los abrazos ayudan en los niños a que sus cerebros generen oxitocina y a la vez que este abrazo ayuda en los procesos de socialización en comunidades, ¿Por qué hemos de negarnos a abrazarlos?

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Si conocemos que los niños tienen gran cantidad de dopamina, que los hace felices, pero a la vez vulnerables  a nuestras palabras –las cuales creerán en su totalidad-, ¿Por qué transformar la palabra adulta en un juego retorico y rígido, en vez de llevar la palabra a un mundo mágico donde el niño se sumerja con su fantasía?, además por el poder de nuestra palabra adulta saber cuándo decir “NO”. Qué derecho tenemos los adultos de decirle a un niño que la pintura de un árbol  es de color café  el tronco y  verdes sus raíces, si el niño ve un árbol de otoño, donde las sombras y la luz generan naranjas y marrones en las hojas.

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"AMBIENTES ECOLÓGICOS", MÁS ALLÁ DE CASA…

NO A LAS ETIQUETAS

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No me interesa seguir dando marcas a los niños, limitándoles a categorías realizadas de la observación –científica-. Aunque no niego que este tipo de explicaciones tengan trabajos excelentes de muchos años de investigación y ayuden a comprender el crecimiento del ser humano, aun así no puedo olvidar que tan sólo es una más de las formas que se puede tomar datos de una infancia, que sigue siendo silenciada por el adulto –la ciencia, la política, la economía- que sabe.

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Ya han pasado más de cuatro siglos, y aun se sigue dejando de lado al ser niño como niño, persiguiendo diferentes intereses tanto políticos como económicos. La infancia ahora es un negocio -¿Desde qué época no lo ha sido?-, juguetes para niños, programa de televisión exclusivo para niños; noticias amarillistas mostrando imágenes de algunos niños muertos por bombas, justificando luego el ataque con misiles por tal atrocidad, por un país que sólo anhela tener poder; un país atacando a otro, por algunos niños muertos; pero jamás interesado realmente en los miles de niños que mueren por hambre en África y otras partes del mundo.

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La sociedad actual hace uso de la imagen de infancia para sensibilizar y vender. La iglesia católica en la edad media castigaba y perseguía aquellos que pensaron diferente, luego ante el renacimiento y el descubrimiento de un ser humano que podía enfocarse en sí mismo -expresado en el arte y la ciencia-, decidió acoger a los niños y la familia como el centro, construyendo después escuelas, aun gobernadas por una ideología.

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SISTEMAS AMBIENTALES (AMBIENTE ECOLÓGICO) DE BRONFENBRENNER

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Para Bronfenbrenner  es importante estudiar los ambientes reales en los que viven los niños. Cada uno de estos ambientes afecta a los niños de diferentes formas. El entorno y la forma cómo el niño interpreta, asume y actúa en sus entornos son aspectos importantes en su vida social y cognitiva. En Bronfenbrenner  el concepto de desarrollo será un proceso del niño –y de los seres humanos- con las interacciones que tenga de sus entornos que le rodean o hace parte.

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Bronfenbrenner  llama a estos entornos  "ambientes ecológicos" y los divide en cuatro: Microsistema, Mesosistema, Exosistema y Macrosistema. Retomaré a José Juan Amar Amar para definir estos Ambientes ecológicos:

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“Microsistema: comprende las interacciones inmediatas del niño con su ambiente. Este es un sistema de dos o diádico, como por ejemplo: el niño con sus padres; el niño con la persona que lo cuida.

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Mesosistema: comprende todas las relaciones existentes entre los varios ambientes en los que se mueve el niño. [Por ejemplo, parientes, vecinos, comunidad inmediata: el lugar de trabajo del padre, la clase a la que asiste un hermano mayor, las amigas de la mamá o del padre].

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Exosistema: en este sistema tienen cabida todas las relaciones e interacciones  que no influyen directamente el niño, pero que al ejercer una influencia en las personas que lo cuidan, indirectamente  influyen también en él, como por ejemplo: las condiciones de trabajo de sus padres, las perspectivas de formación continua de sus profesores, (…) otras como las organizaciones gubernamentales, los servicios sociales, los medios de comunicación, etc.

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Macrosistema: comprende los aspectos más globales de una sociedad y cultura: la creencias, los valores, las políticas generales, las estructuras económicas globales, etc., y además el sistema que actúa como vehículo de los demás sistemas y les da continuidad”.

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En Bronfenbrenner podemos observar niños conservando sus diferencias, y cada uno de ellos interactuando con diferentes ambientes ecológicos. Incluso dos niños vecinos en el mismo barrio, no tendrán los mismos entornos. Los padres de ambos niños tendrán trabajos diferentes, amigos diferentes, abuelos que viven en otros lugares, creencias diferentes, etc. Y cada uno de estos aspectos influenciará de diferentes formas el “desarrollo” afectivo y cognitivo de cada uno de los niños.  Y si lo anterior sucede con sólo dos niños, ¿Qué pasa si comparamos dos niños en diferentes países unos que vivan en Japón y otros en Colombia?, la comparación tendrá tantas variables que escapará a una observación plana como la estadística o métrica.

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CONCLUSIONES

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Respondiendo a la pregunta: ¿ACASO HACE FALTA MATERIAL PARA JUGAR?… He buscado las respuestas en la Neuropedagogía y en Bronfenbrenner, desde estos lugares conceptuales podemos rescatar que los niños tienen grandes posibilidades de ser felices, incluso desde el plano biológico. A la vez los contextos en los cuales viven los niños y las niñas afectan su Ser, sin desconocer que los materiales de juego también harán parte de estos contextos. El juego hace parte del plano biológico del niño y la niña, también hace parte de su contexto o “ambientes ecológicos”.

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Los materiales  quizás sean más necesarios para unos niños y niñas, según sus “ambientes ecológicos”, y aunque las observaciones del Dr. Eduardo Calixto, sobre la dopamina en los niños y las niñas,  si los contextos que viven los niños y las niñas no son óptimos y tienen debilidades, dudo mucho que la dopamina pueda mantenerse en un contexto deprimente  o realidad social precaria en algunos niños y niñas.

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 FUENTES:

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_AMAR AMAR, José Juan. Políticas sociales y modelos de atención integral a la infancia. EDICIONES UNINORTE. Bogotá. 2001. Pág 117-118
_BV Vasconcelos.  2016, abril 12. El cerebro de los niños, con Dr. Eduardo Calixto y Dr. Rolando Rivera. Transmitido en vivo el 12 abr. 2016: "El cerebro de los niños"  el martes 12 de abril de 2016 en el ciclo "Café con ciencia", a cargo del Dr. Eduardo Calixto (actualmente jefe de neurobiología en el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón).  https://www.youtube.com/watch?v=EBPNNBuKbjc
_ CONTEXTOS EDUCATIVOS Revista de Educación. (2012) CONSIDERACIONES EDUCATIVAS DE LA PERSPECTIVA ECOLÓGICA DE URIE BRONFENBRENNER. UNIVERSIDAD DE LA RIOJA. Recuperado de: https://publicaciones.unirioja.es/ojs/index.php/contextos/article/view/656/619

"En este breve espacio de tiempo surgió lo que durante varios años busque: Cuando el diente de león suelta una de sus fibras al viento, jamás la podrás atrapar con las manos"

Capitán León.

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Los niños escuchan atentamente la voz del Capitán León, lo siguen con sus miradas, pero cuando aparece el humo que invade el lugar, sus sentidos espaciales se confunden, el león está en cada esquina y a la vez no está en ningún lado.

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Al finalizar la actividad los niños siguen intrigados, ¿Quién es el león Extraterrestre?

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De esta extraña experiencia les queda un vínculo afectivo evidente, ellos quieren tocar al león, toman sus manos para saber si es de carne y hueso.

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Después de años buscado el por qué desde la praxis una fibra del diente de león cayó en mis manos, no duro mucho tiempo posada porque su naturaleza es no quedarse estática en ningún lugar.

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El personaje del Capitán León es un mito que poco a poco se vuelve leyenda para los niños, su mensaje es sobre la magia de vivir el instante, los niños tienen la sensibilidad para crear una conexión especial, ellos pueden romper los paradigmas de la realidad impuesta por el sistema.

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Los niños son colonizadores de mitos y de leyendas, sin embargo encontrar una respuesta a sus interrogantes no el principal objetivo, ellos solo quieren vivir el instante místico, general complicidades para dar un paso adelante, transgredir sus temores, probar el sabor del viento y jugar con la mala hierba.

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Es importante colonizar lo desconocido, no les importa que no puedan ver mas allá de sus narices por el humo que aparece,  jamás se quedaran estáticos, por eso el mito les encanta, no lo podrán resolver del todo y después del tiempo lo contaran a otros pero con nuevos elementos nacientes en la dimensión de su corazón.

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¡Quiero un containeeeer!

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Autor: María Elena de la Puente, Coordinadora Pedagógica y Docente de la Obra Literaria

Ese jueves, llegué al colegio a organizar papeles y más papeles con la docente a cargo hasta que …. ¡al fin pude ir con los niños!

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Un niño aislado, observaba el trabajo de sus compañeros, me senté a su lado y después de conversar unos minutos, dijo que ya estaba listo para trabajar.

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Lo acompañé a su grupo y nos sentamos en el suelo para dibujar, después de unos vagos intentos me pidió:

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-Dibújame un container

-No, dibújalo tú – le respondí

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El niño insistió - Dibújame un container.

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-No, es tú trabajo, hazlo como quieras –yo también insistí.

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El mismo diálogo se repitió una y otra vez, el niño iba subiendo, cada vez más, su tono de voz hasta gritar a todo pulmón: ¡quiero un containeeeeeer! ¡quiero un containeeeeeer!.

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Fue entonces cuando decidí observarlo en silencio.

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Su frente sudaba, torrentes de lágrimas rodaban por sus mejillas, sacudía sus brazos y sus piernas, entonces recordé, una de las tácticas de mi madre cuando se topaba con un niño encasillado en su berrinche…… ¡yo también hice berrinche!

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¡Mala idea! ¡Ahora tenía a cinco niños más haciendo berrinche!

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Rápidamente organicé un juego de adivinanzas…. nada…… entonces probemos con las estatuas…. nada…… mejor una ronda………el contagio había sido fulminante…. El berrinche era más cautivador que cualquier otra cosa.

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Pasaron los días, ni siquiera su nombre conocía, pero aquel niño no podía escaparse de mis pensamientos, hasta que llegó el día del re-encuentro en Trascender. Lo distinguí a distancia y con dificultad trataba de evadir la multitud de niños para acercarme; fueron solamente unos minutos…. Pero ¡qué minutos tan largos!

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- ¡Joaquín siéntate! ¡Joaquín, párate! ¡Joaquín quieto! ¡Joaquín silencio!¡Joaquín ven aquí! Joaquín quédate allá!

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A coro los niños respondían:

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- ¡Joaquín me pegó! ¡Joaquín me quitó! ¡Joaquín me empujó! ¡Joaquín me miró! ¡Joaquín me gritó!

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Joaquín… Joaquín… Joaquín… ¿cómo es posible desgastar un nombre en tan poco tiempo?

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Al fin pude susurrarle al oído para escapar de ese torbellino de quejas y reclamos. Lo llevé a otro espacio y le dije:

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- ¡Mira todo lo que tengo aquí! ¿Qué te gusta? ¿Qué quieres que te preste?

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Joaquín corría de un lado a otro, hojeaba un libro, cogía una olla, se miraba al espejo, se subía a las colchonetas, tocaba las paredes, se detenía medio segundo para ver las figuras y así continuaba con su maratón.

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Cuando me disponía a partir, me dijo:

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-Profe, quédese conmigo.

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Fue una invitación que no pude resistir, pocas veces, los niños me han invitado a formar parte de su mundo.

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Sin censura me dejé llevar, me sumergí en esas pompas de ilusión, saltando por aquí y por allá, disfrutamos de esas carcajadas que enloquecen el cuerpo y el alma, los gritos de euforia recorrían nuestras venas, la sorpresa y la curiosidad fueron nuestro lema.

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Todavía tenía la sonrisa colgada en las orejas cuando Joaquín se despidió y mientras aquella sonrisa se desdibujaba lentamente de mi rostro, esas migajas de niñez que permanecen en mis entrañas, se despertaron tan solo para recordarme que el espíritu nace libre, con el único propósito de beberse hasta el último sorbo de vida, en un instante.

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Fue entonces cuando pensé: ¿En qué parte del camino me perdí?

Empequeñecer- Ponerse a nivel del otro- Espacios negados-

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Ya no quiero más la mesa rectangular, rígida y con aristas que pinté alguna vez tratando de que se acercara un poco más a los niños, a sus mundos llenos de colores, que fuera atractiva para ellos y que avivara el espacio imponentemente monocromático. Aunque la mesa está llena de historias que se fueron tejiendo con cabuyas, amasando con arcilla y cocinando entre semillas, ya no la quiero, su forma nunca me gustó, las líneas que marca de alguna manera sutil y casi imperceptible denotan poder.

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Prefiero las formas más simples, naturales y fluidas que desprevenidamente recorren la naturaleza. Es por eso que he decidido no quererla más en mi espacio, que sus fronteras rectas y artificiales sean reemplazadas por líneas más amigables al tacto para no correr el riesgo de lastimarme o que los niños en sus correteos se lesionen con sus vértices. La nueva mesa tendrá la apariencia del agua, serán círculos los que desde el suelo se levanten un poco, tan sólo lo necesario, para continuar abrigando historias en una superficie redonda y, aunque plana, llena de texturas que permitirán despertar la sensibilidad de quienes se reúnan en torno a ella, para acariciar relatos ficcionados o reales de los que tan sólo es posible abrazar en la imaginación de los niños.

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La mesa redonda ha sido, en esta oportunidad, la excusa para continuar en el camino de redireccionar mi mirada hacia el espacio incierto que resulta ser el mundo de los niños. Reconozco que cambiar la mesa parte de mi interés por tratar de desubicarme de mi lugar de adulto y de instalarme en el lugar de los niños, en otras palabras, de continuar empequeñeciéndome para escuchar voces más bajas y cercanas a la tierra.

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La construcción de la mesa ha servido para continuar empequeñeciendo el espacio poco a poco y de manera sutil hasta convertirlo en otro que se recorre y experimenta bajo otras lógicas, pues son las lógicas de los niños que nos desinstalan de la comodidad o incomodidad de adultos,  así también análogamente existe la posibilidad de empequeñecer la vida. Sin embargo, no se trata de un acto reduccionista que disminuya las posibilidades actuales de  quien se arroje a intentarlo, pues en ese achicar la vida, lo que aparece, contradictoriamente, es la posibilidad de crecimiento. Así pues, se encoge el espacio pero se expande el mundo en la medida que se logra percibir a través de  la pequeñez de los gestos y las acciones, la grandeza interior del otro.

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En medio del proceso de construcción, en el que participaron los niños, todo era confuso, pues los trozos de madera circulares no tenían la apariencia de poder transformarse en mesa y mucho menos en asientos. Preguntar una y otra vez por la mesa con el afán de encontrarla terminada, fue una constante, quizá lo menos importante era poder utilizarla, o no, pues lo que resultaba inquietante era ver esas tablas circulares convertirse en mesa.

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Al fin llegó mi recompensa: surgieron risas espontáneas al ver el producto que brotó de sus manos que se movieron sin una dirección fija para lograr ensamblarla. La cara de entusiasmo de Yoselin al ver la mesa terminada tan sólo la puedo comparar con la emoción de encontrar algo perdido, tal como lo estuvo la mesa, perdida en su imaginación por largas semanas, hasta que al fin apareció.

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Lo que me ha dejado la experiencia con la mesa hasta el momento es sentir que el mundo es tan pequeño que cuando ayudo a otro me ayudo a mí mismo, es decir, el mundo que percibimos objetivamente, se achica, se reduce a mi mundo subjetivo de experiencias particulares que se conectan con las del otro, tejiendo redes y enlazando subjetividades.

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Se diluye entonces  la figura del adulto, al igual que la del niño, y aparece de esta manera el encuentro intersubjetivo entre dos mundos, configurando uno nuevo, una especie de burbuja que contiene al uno, al otro y lo que está en medio de ambos, posibilitando de este modo sentirse grande siendo chico y viceversa.

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Hoy la mesa fue barco que acogió a cuatro extraños tripulantes: Lluvia, viento, nube y fuego, esos fueron los nombres que les dieron los niños y que entre risas relataron sus hazañas. Mañana, quién sabe qué historias se sucederán, no lo sé, quizás un pequeño colibrí entre, juegue con los niños, comparta sus historias, se detenga un rato en la mesa y sin dejar de agitar sus alas luego continúe su viaje.

La magia aflora en cada lugar, en cada espacio, en cada momento y justamente ocurre cuando los seres humanos se encuentran, comparten, se distraen con otros y juegan, son esos eternos presentes que la vida brinda en los que es más importante vivirlos y sentirlos sin que lo que ha pasado o lo que este por pasar distraiga de lo que realmente se está viviendo.

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Esos bellos instantes en los cuales la vida nos permite ser testigos son dados alrededor de una caja de arena y una mesa de luz, se preguntarán, que relación podría haber entre la arena y la luz, bueno, los niños no solo la encuentran sino que la disfrutan alrededor del juego, alrededor de la complicidad, del disfrute, de eso mágico que surge mientras unos esconden y otros encuentran, de eso divertido que hacen unos en la arena y otros simplemente dibujando con ella sobre la mesa de luz, aquella superficie que emana luz haciendo que la arena se vea de otra forma en un contexto completamente diferente dispuesto para el goce de ellos.

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Ver como una simple caja de arena se convierte en un espacio en el que los niños y niñas esconden y encuentran tesoros es algo mágico, ver como cualquier piedra u objeto se transforma dándole el valor de tesoro, el cual está a la espera de ser encontrado por otro niño.

Los productos siempre son importantes, tanto para las miradas de los adultos como para los niños (recordemos cuando hacen un dibujo y quieren luego llevárselo). En el hacer con los niños habita una idea en cada uno de nosotros, que luego, quizás con algo de suerte, los niños pulen. Esto, en el caso cuando nos detenemos por unos instantes a escuchar a los niños, pues desde lo formal (la educación tradicional) lo importante siempre será la idea sin tener en cuenta las decisiones de los niños.

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La idea, amarra y ata, es villana pero se disfraza. Las provocaciones[1] tan sólo son un ejercicio de cómo esa idea se disfraza; ya que proponemos unas cosas y otras no. Incluso proponemos lo que nos gusta  y huimos de lo que puede llegar a quebrarnos.

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En el fondo no dejamos  de ser “Vygotskianos”, donde nuestro papel es ser mediador. El mediador interviene, pero eso no quiere decir que sea imparcial; el mediador indirectamente dirige. ¿Es importante cuestionar el ser mediador? ¿Quién puede no serlo?... Mediar es una de las mejores alternativas del ego, y el ego es el mejor amigo del yo. ¿Quién podría desaparecer su yo?.. Incluso ¿quién arriesgaría su identidad?… o las voces de la cultura que llevamos dentro… ¿Quién sería capaz de dejar que dos niños se revienten los sesos a golpes?… Mediar es inevitable.

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Hasta el momento he indicado, que no escapamos a nuestras ideas y estas mismas se transforman o disfrazan con el hacer de los niños. Entonces, ¿qué voz escuchamos de los niños? ¿Acaso escuchamos el eco de nuestras  ideas en el resonar de las acciones de ellos?

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Los proyectos son necesarios en el hacer con los niños, desde la pedagogía. Cargamos una cultura y con la misma mediamos las actividades y las experiencias  en el hacer con los niños. Intentamos escucharlos y de ahí dirigir un proyecto (que nace realmente de nosotros), un proyecto que mostrará en el compartir múltiples experiencias, pues los niños se verán confrontados (con nuestras ideas), para hacer suyo lo que requieran.

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Quizás escuchar a los niños es tan sólo una bonita fachada,  donde se intenta combinar ideas (la nuestra con la de los niños) y en  este intercambio se generen múltiples experiencias (que luego interpretaremos –claro sin desligarlo a nuestra cultura-). A esto le damos el nombre de ESCUCHA.

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[1] PROVOCACIONES: Objetos o situaciones que hacen parte de una ambientación del espacio físico, para que los niños interactúen.

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- ¡Feo… Feo¡ -Ustedes son más...

Doy vueltas y más vueltas, como el perro que se quiere morder la cola. En la pared el velcro espera a que lo niños jueguen con él, la lana es el instrumento. Líneas efímeras que cambian. A veces tan sólo dibujos de algún paisaje o sin forma, pero con existencia de varias líneas jugando entre sí. En las mesas laberintos de madera, donde se mueve una bolita o pones botones.

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También hago parte de este laberinto, invito a los niños a que vean las líneas que son obstáculos o los trazos en lana que crean espacios para un recorrido. Pero los niños escapan al laberinto que he creado, mientras yo sigo perdido en el mismo. Cada grupo busca sus puertas… Puertas que aun desconozco, aunque pueda verlas cuando ellos ingresan a estas.

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Estar encerrado en este laberinto me ha permitido analizar, de forma lenta como la tortuga y la libre, que a veces creo ser la liebre que se confía de su velocidad y se queda dormida en un árbol. Los niños son como la tortuga que camina-corriendo, jugando a ganar; donde el ganar es tan sólo acercarse a diferentes juegos. Desde el árbol les muestro mis ideas, y ellos me ven dormido. Eso pasa porque me he quedado dormido en el laberinto.

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Ahora, al escribir puedo descubrir que estoy encerrado en una propuesta, y esta me ha atrapado. ¿Liberarme?...Ya es tarde, no encuentro la salida. Mientras los niños, han creado sus propias puertas para escapar.

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¿Qué me ha pasado?... He perdido mis diarios, donde podía escribir y dialogar conmigo mismo. Me he quedado dormido.

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Una mañana en mi desesperación interna, pensé ¿Esto es pedagogía? Me quedé sentado observando cómo los niños jugaban, y no veía nada, tan sólo que jugaban. En ese momento llegó la idea: juegan con objetos prestados, ¡soy un prestador de juegos!... mi mirada se perdió, quedé aterrado. Vygotsky se calló al piso, mientras muy dentro de mí Piaget me estaba dando ánimo. En ese momento dos niñas se acercaron con sus sillas, las acomodaron junto a mí y se sentaron. Una de las niñas empezó hablar: “esta mañana a mi hija le dolió la barriguita y luego la cabeza, y… -en ese momento creí que la niña me estaba contando que su amiga estaba enferma, guarde silencio- doctor necesito un remedio… -¡Me llamó doctor!, quedé paralizado-. La niña con su manita sacó de mi lado un frasquito –imaginario-, para que yo se lo entregara, lo tomé y le dije dale dos gotitas en las noches y se aliviará. Se despidieron y volvieron luego dos y tres veces para que le diera más remedios.

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Esa tarde me quedé pensando, que en unos minutos las niñas me mostraron una puerta, pero no era una oportunidad para proyectar[1], era un momento que sólo quedaría ahí. Descubrí que en mi empeño por encontrar proyectos en sus voces, no veo las puertas que se abren. Y que debe existir una  pedagogía de los instantes. En la lógica de los adultos pensamos en proyectar, creemos –y necesitamos creer- que los niños requieren de nuestras proyecciones, aunque idealicemos  que seguimos sus voces.

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Un “presta juegos”, ¿esto es pedagogía? … hace algunos años realicé en mi quehacer  La piscina de juegos[2], en esta lanzaba diferentes juegos para que los niños se arrojaran por los que más les gustaran. Mi análisis de adulto, de ese momento, lo que hacía era observar por qué los niños elegían unos juegos y otros no. Pero ignoraba  que ellos me acompañaban, siempre juegan conmigo y yo con ellos. Jamás podré ser un observador, porque se darán cuenta que los miro. Aunque algunos escaparan por puertas mágicas que se abren y nos las veo, mientras otros me pedirán remedios fantásticos cuando me llaman “doctor”.

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En este laberinto jugamos en todo momento, pero hay una sed de adulto que aún me persigue. Aquel que quiere proyectar y mostrar; mientras los niños solo quieren jugar y ser felices.

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Hoy pienso que el cuento de darle voz a los niños, es tan sólo un intento egocentrista de decirle a los colegas: oigan yo he creado una mejor proyección que ustedes, miren aquí el registro; para que fortalezcan mi ego. Y a los padres, permitirles estar seguros que sus hijos están en buenas manos y hacen cosas importantes. Las instituciones pagan, los padres pagan, y los adultos pagan por proyecciones.

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A quién le importa de forma honesta las puertas que abren los niños…y cuántos seremos capaces de entrar en estas puertas sin trasformar con explicaciones lo que ha visto… Al mostrar, el ego estará ahí mirándonos y cobrando la paga del día.

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[1] Entiéndase proyectar  como un proceso en la realización de proyectos, que generaran luego una experiencia significativa. Donde los niños y las niñas con sus ideas van configurando un camino con el adulto (docente, tutor, artista, etc.), el cual brindará los medios y el tiempo para la ejecución.
[2]  PISCINA DE JUEGOS: experiencia significativa en el espacio de la Obra de Ajedrez y Juegos Estratégicos en el año 2008.

¡Paso el tiempo y con él, tan solo voy divagando sin premura, quiero aprender! 

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Mi estadía en la fundación, ha sido una de las experiencias más gratificantes que hoy valoro mucho, esas experiencias, recodan en mí ser con gran afecto, debido a las posibilidades de crecer y aprender que me han brindado. Y con ello, con gran beneplácito exalto la calidad humana de mis compañeros y compañeras, a los cuales estimo y valoro mucho, por sus capacidades y desempeño, en cómo asumen a sus funciones (de ello aprendo). Estar inmerso con un equipo tan completo como este, es un motivo de orgullo porque ante todo, está el respeto y eso para mí es importante.

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Les cuento, cada momento que paso en la fundación lo cultivo al máximo, y más sabiendo que tengo una responsabilidad con mi razón de ser y con ello trasmitir el conocimiento dado a través de mi espacio de Obra Musical; desde allí estoy convencido que puedo brindar alternativas.

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Son estas las acciones que me hacen saber para qué existo, la vida nos apremia se aprende, definitivamente se aprende.

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En uno de los tantos momentos estaba realizando una lectura del Modelo Pedagógico que se construyó en la fundación, confieso que para mí era frustrante leer y no entender, era una sensación extraña donde la práctica era confusa, pero en mi afán de querer estar a la par con los demás me generaba revés, haciendo que mi lectura cada vez fuera más ambigua donde a cabalidad se daba en mí una acérrimo fracaso en entender y no poder; pero mi deseo de aprender cómo debía hacerlo, concebía que la mala experiencia pasara pronto y retomaba la lectura, en donde fueron surgiendo estrategias como de leer y e ir aplicando, de esa manera, pude digerir un poco, muy poco algunas palabras del Modelo Pedagógico (la infancia del niño no puede ser supeditada) (yo y mi otro yo) (libertad para el hacer, libertad para crecer) son palabras que se quedaron en mí y hago uso desde el aplicativo en los niños y niñas, lo cual me concedo a brindarles las herramientas para que elaboren desde sus lógicas.

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Los niños y niñas deben ser libres, deben divagar en el espacio que encuentren o permitirles crearlos y es esa, una de las cosas que más valoro de la fundación, que con todo el argumento les brinda las herramientas para que encuentren el espacio propicio y suplan sus necesidades; ellos son nuestra razón de ser, de mirar, de buscarnos y encontrarnos, desde el hacer de ellos, he aprendido tantas cosas y me he permitido llevar a cabo muchas acciones que me evocan sensaciones que son inexplicables pero están ahí y desde la contemplación doy vía al nacimiento de otras razones y no estandarizar una mirada desde mi lógica.

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 ¡Pasa el tiempo y con él, tan solo divagamos sin premura, quiero aprender!

¡Construimos país a través de la educación!

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